La emigración de la gente de los pueblos a las ciudades ha supuesto una extraordinaria regeneración natural de los rebollares, hayedos y masa forestal en general sobre todo en Valdeprado y Valderredible.
Estos bosques son fuente de riqueza para los pueblos, siempre lo han sido, pensad si no, en algo tan común como las adras de leña, es algo a lo que todos tienen derecho de una forma gratuita, pues esto no es así en todas partes y en muchos lugares la leña cuesta mucho dinero.
Son a su vez el mejor sumidero de Co2 (el mejor fijador del carbono de la atmósfera en el suelo); cada día hay más variedad de hongos y mayor biodiversidad tanto florística como faunística y cinegética;
¿y a nosotros en qué nos influye todo esto?
La biodiversidad es hoy un indicador de la calidad de vida, porque ésta no sólo se mide por el poder adquisitivo de sus habitantes, si no por la calidad del aire que respiran, por la calidad del agua que beben en la cual tienen una gran importancia los bosques, por la tranquilidad, por la multifuncionalidad del bosque que puede aportar otros recursos económicos como hongos, senderismo, bellotas para alimentar animales, miel, caza, descanso.
La mayoría de los polígonos preseleccionados según las ubicaciones elegidas tendrían que tirar mucho arbolado, tanto de rebollo como hayedo. Nos han dicho que han elegido los bordes de pinares silvestres, pero por lo que nosotros conocemos sólo han mirado los mapas topográficos y antiguos, pero ni mapas de vegetación ni ortofotos recientes y mucho menos se han pasado por aquí.
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