DEBATE EÓLICO REINOSA

La sala de la Chimenea de La Casona se llenó, muestra de la preocupación que hay por el asunto.
Asistieron Bernardo por parte de Ecologistas en Acción, Miguel Martínez en representación de la Plataforma del Sur de Cantabria y Raúl Pelayo, Director General del GENERCAN.

Aunque el debate fue intenso y se abordaron muchas cuestiones interesantes, lo que sí quedó claró es el excesivo número de molinos para el sur de Cantabria y la inexistencia de participación ciudadana, por lo que se pidió desde esta Plataforma la paralización del concurso eólico en curso y la elaboración de un verdadero Plan sometido a Evaluación Ambiental Estratégica.

22 FEBRERO LUNES DEBATE EÓLICO EN REINOSA



Bernardo García. Ecologistas en Acción
José Miguel Martínez Postigo, Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria
Marcos Bergua, Dirección de la Consejería de Industria y Desarrollo Tecnológico de Cantabria

IV Jornadas de Medio Ambiente
Excmo. Ayto. de Reinosa
Concejalía de Medio Ambiente

A vueltas con los molinos

28 FEBRERO EXCURSIÓN POR EL SUR DE CANTABRIA

DOMINGO 28 de febrero, 10,00

Nueva gasolinera de Vejo en Matamorosa

"Excursión por los valles del Sur de Cantabria"



Organizan: Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria y ARCA


Visita guiada en coche con paradas interpretativas para conocer mejor los valores naturales, culturales y paisajísticos de la zona y las posibles afecciones de la instalación de molinos. Visita a un "parque eólico"

Llevar ropa de abrigo, botas de monte, comida y bebida campestre

Regreso 18:00 desde Aguilar de Campoo, o desde el punto de partida

DINAMARCA EL MILAGRO EÓLICO COMO EJEMPLO

Parece ser que siempre que se habla de energía eólica se tiene como referente a Dinamarca y su simple mención parece justificar cualquier acción, por disparatada que sea; al final parece que Dinamarca siempre es más. Por ello conviene hacer estar puntualizaciones.

Dinamarca es un país nórdico, con 5.000.000 millones de habitantes y una superficie de 43.094 KM2, en relación con Cantabria con 582.000 habitantes y un territorio de 5.221 KM2, lo que viene a ser aproximadamente, más menos, unas 10 veces mayor.

Su desarrollo eólico terrestre es de 2.760 MW, lleva desde el año 2.001 prácticamente sin aumentar; no parece que lo de Dinamarca sea para tanto.

En Cantabria, se quieren instalar 1.500 MW, es decir la carga de molinos por habitante y por superficie planteada es cuatro veces mayor que la que tiene Dinamarca. Esta situación que habla por si sola de la desproporción del desarrollo eólico que se nos propone.

De todas formas hay que hacer otras consideraciones de qué significa el milagro danés y cual es su ejemplo.

Dinamarca lleva desde el año 1980 sin aumentar su demanda de energía, ello a pesar de haber aumentado su PIB en un 78%, es decir, la acción más importante de su política energética es la eficiencia y el ahorro energético. Frente a esta situación, España ha aumentado su consumo eléctrico, en ese periodo, en más del 100%.

¿Cómo han conseguido este “milagro”?, con medidas estudiadas, meditadas y adecuadas, que se pudieron poner en práctica gracias al apoyo ciudadano. Se subió el precio de la electricidad y se puso multas a las empresas por consumo excesivo de energía; luego si presentaban proyectos de ahorro les devolvían el dinero. Pusieron plantas de cogeneración, calefacción y eléctrica, cerca de las ciudades y quedó prohibida la calefacción eléctrica; la basura una vez reciclada, se convierte en electricidad.

En el transporte, han hecho que la bicicleta sea el principal medio de desplazamiento, sobre todo a nivel local, con una extensísima red de carriles bicis; en los coches tienen impuestos del 75%. Incluso hubo momentos que optaron prohibir circular los coches particulares los domingos.

Luego, también, potenciaron la energía eólica. Mesuradamente, consensuadamente. Baste decir, que cuando colocaron el parque eólico frente a Copenhague, tras años de debates y modificaciones, se hizo gestionado mediante una cooperativa de ciudadanos y con el apoyo del 85% de la población.

Ahorro, eficiencia energética, energías renovables y participación ciudadana. Dinamarca es uno de los países mas desarrollados y con un mayor calidad de vida; el año pasado fue considerado el país menos corrupto del mundo; su democracia y participación ciudadana, permiten que decisiones, a veces tan fuertes, se puedan llevar a cabo, pues los ciudadanos perciben que lo que se hace es razonable para los fines propuestos, está pensando en el bien común y tiene su consenso.

Cualquier comparación con lo que esta pasando en nuestra región, sin estudios, a espaldas de los ciudadanos, derrochando los dineros, todo desproporcionado e incidiendo solo en una variable, que por casualidad es en la que mueve más dinero, produce cuando menos sonrojo y decepción. Pues eso, que no hay milagros.
CORE
(Cántabros por la Ordenación Racional de la Energía Eólica):

ADIC, ARCA, Asociación ARCERA, Cantabria Nuestra, Federación ACANTO, Foro Becedo, Fundación Naturaleza y Hombre, Mortera Verde, SEO/Birdlife, Revista Cantárida

EL PROYECTO EOLICO DE CANTABRIA VISTO DESDE LEJOS. GRUPO ANDER ALTAMIRA desde ITALIA

Este año 2010 no ha comenzado con una buena noticia para Cantabria, las prisas la pausa de reflexión decidida por el del gobierno regional para reconsiderar su proyecto de energía eólica. Sigo a distancia este asunto que, a la vista de la información de que dispongo, considero un serio desafío para mi región natal.

Las líneas que siguen subrayan las razones de esa importancia. A continuación se señalan objeciones al proyecto actual y se apuntan algunas opciones que abre esta pausa.

1-UN PROYECTO DE SUMINISTRO ELÉCTRICO PARA CANTABRIA.
El proyecto eólico se plantea como un aspecto esencial de un plan de suministro de energía para Cantabria. Este plan de abastecimiento de electricidad a nuestra región es de importancia estratégica para el futuro de la economía regional y, por tanto, su mayor o menor acierto afectará a la competitividad de nuestras empresas y al bienestar de nuestros ciudadanos.

El sector de la energía además de importante es complejo y no siempre un ejemplo de transparencia. Pero, en todo caso, en el sector rige también el principio económico de que una alteración de los costes de la producción acaba reflejándose en el precio de la electricidad para el consumidor, ya sea en la tarifa o a través de otras cargas.

El proyecto energético para Cantabria se plantea en un momento en el que las Comunidades Autónomas llegan, por decirlo así, a su mayoría de edad fiscal, al coincidir algunos factores que restringen drásticamente sus fuentes de financiación . Me refiero a que España y sus regiones dejan de ser beneficiarias de los Fondos Estructurales Europeos y están vinculadas al control del déficit público obligado para los Estados Miembros de la Unión Monetaria. La crisis, además, afecta a la situación financiera de las Comunidades al rebajar los ingresos fiscales por menor actividad y aumentar algunas cargas. El final de un largo ciclo de crecimiento ha secado las antiguas fuentes de financiación de las Administraciones locales y regionales derivadas de la demanda de suelo.

Por otra parte, el marco de una competencia que hoy es global exige a la economía de Cantabria el mayor acierto en sus apuestas de futuro.

2-REPAROS AL PROYECTO EÓLICO
Entrando en los méritos del proyecto eólico, la idea de instalar unos 700 molinos con turbinas eólicas que sumarían unos 1400MW se presenta como el medio para obtener esa energía limpia y renovable, que equivaldría al 80% del consumo eléctrico de la región. Esta propuesta plantea, en mi opinión, los siguientes inconvenientes:

- TECNICOS
El proyecto, como es lógico, no explica algo que se da por sabido, que en la energía eólica hay una diferencia sustancial entre la capacidad de potencia instalada, en este caso equivalente al 80% del consumo de Cantabria, y la producción real, es decir la electricidad disponible, que por definición es difícil de determinar porque no siempre sopla el viento ni todo ese viento es utilizable.
Esa característica de la energía eólica la hace especialmente interesante como fuente de producción “en punta” (cuando sopla el viento) pero nunca como cobertura “base” que asegura permanentemente el suministro, como es el caso de la derivada del carbón, el petróleo, el gas o la nuclear.

En un símil marinero, la energía eólica es como navegar a vela. Tendríamos que imaginar un barco que necesitara navegar día y noche durante todo el año, como, por ejemplo, el ferry que enlaza Santander con Inglaterra. Con la tecnología adecuada, la vela podría ser útil y tal vez económica cuando las circunstancias meteorológicas lo hacen posible, pero el barco necesitaría otros recursos que le permitieran navegar en todo momento. Asimismo, la electricidad es un suministro de necesidad permanente para la industria y para importantes servicios urbanos. Este suministro permanente no se garantizaría con una red eólica, por lo que esa capacidad de potencia del 80% del consumo regional no evitaría la necesidad de contar con una red de cobertura alternativa, lo que la convierte en excesiva y altamente costosa tanto para la Comunidad como para el usuario, que acabaría pagando el KW a un precio que penalizaría a la industria y al consumidor de manera excesiva.

En conclusión, la energía eólica parece aconsejable como red complementaria pero no puede ser la red básica. Esto quiere decir que instalar una capacidad eólica para abastecer el 80% del consumo de Cantabria es técnicamente excesivo. El óptimo no es el máximo, como no lo sería viajar con 4 o más ruedas de repuesto, a no ser que el vehículo se dedique precisamente al comercio de este artículo.

Esto explica que el proyecto para Cantabria no tenga precedentes en ninguna otra región de Europa.

-ECONÓMICOS
En cuanto a su lógica económica, el plan se presenta como la solución para abastecer el suministro de Cantabria mediante el despliegue de 700 molinos de gran tamaño el 80% de las necesidades energéticas de la región.

Este punto de partida es inquietante, no sólo por las dificultades técnicas señaladas en el punto anterior sino por estar Cantabria integrada en la red eléctrica de España. Sólo justificaría esta opción una ventaja comparativa que, en tal caso, no debería limitarse al abastecimiento regional sino que alimentaría al conjunto del sistema eléctrico nacional, que, no siendo perfecto, es incomparable más eficiente que un sistema eléctrico autónomo para Cantabria.

Cualquier quimera de autarquía económica, ya sea en energía, en agricultura o en cualquier otro sector productivo sería un planteamiento desastroso para Cantabria. El autoabastecimiento puede ser en algún caso el resultado del juego del libre mercado, pero nunca una política voluntarista impulsada desde el gobierno regional en un sector estratégico. La historia demuestra que el despertar de estos sueños es la amarga realidad, en este caso una combinación de apagones y una factura excesivamente cara de la energía. La idea de dotarse de un sistema de generación autónomo, es decir de abastecer la energía eléctrica de la Comunidad con “kilovatios cántabros”, es desconcertante.

La incoherencia económica y técnica de este despliegue planteado como red de suministro regional hace pensar que, en realidad, el gobierno propone este plan con el objetivo de convertirse en suministrador de energía a la red nacional. En el símil anterior, el vehículo se carga de ruedas porque se dedica a ese comercio.

En tal caso ¿cuenta Cantabria con una ventaja comparativa para suministrar esa energía a la red nacional sobre otros posibles emplazamientos como, sin ir más lejos, el páramo burgalés? Eso es lo que el proyecto debe probar de modo claro. De no ser así, instalar molinos en Cantabria, ya sea para abastecer de electricidad a la propia región o a la red nacional, es una asignación de recursos ineficiente que conduce a un coste de generación innecesariamente caro que al final paga el usuario ya sea por tarifa o por cargas financieras de la región.

Para ese cálculo, se necesita valorar el coste total de la instalación, que debe incluir el coste de oportunidad. Este cálculo económico debe valorar el impacto ambiental sobre un patrimonio natural valioso y frágil que precisamente ahora, al haber mejorado Cantabria sus comunicaciones con el exterior de la región (gracias a las autovías y a los tráficos aéreos de bajo coste), constituye ya el principal activo económico de Cantabria.

-MEDIOAMBIENTALES
Cabe plantearse si el proyecto ha valorado el impacto de 700 grandes molinos en un territorio como Cantabria. Ciertamente, el embate no será igualmente dañino si se instalan los molinos en las playas, opción imbatible si el único criterio es que la zona tenga viento y sea de fácil acceso, que si se integra en el cálculo su impacto en el paisaje. En el caso de situar los molinos en los puntos elevados sobre los valles hay que calcular en términos económicos el coste del desmonte y de las vías de acceso. Alguien puede pensar que ésta es una ventaja del plan, porque esa obra pública crea empleo y genera ingresos a los Ayuntamientos y a la propia Administración de la Comunidad. Pero todos esos costes, de manera directa o indirecta, los acabará pagando el consumidor, salvo el impacto medioambiental, que lo sufrirá la región en su conjunto.

De nuevo, parece aconsejable estudiar las experiencias en regiones de Europa comparables a Cantabria y valorar el coste y beneficio de esta operación.

-POLITICOS
El gobierno asegura que su idea es beneficiosa para la región y, en algún caso, sus defensores achacan a sus críticos falta de visión progresista, y tal vez también falta de visión regionalista. La reacción de la ciudadanía ha sido de aparente indiferencia. Unas quinientas personas se han manifestado pacíficamente pidiendo explicaciones al gobierno en diciembre pasado y siguen con preocupación este proyecto desde su anuncio hace unos meses. De tratarse de un asunto importante cabe pensar que los empresarios, sindicatos, la Cámara de Comercio, consumidores y asociaciones de protección del medio ambiente se interesarían por las repercusiones de este proyecto.

¿Significa este silencio que todas las objeciones anteriores son infundadas? Mi impresión, desde lejos, es que después de treinta años de democracia y habiendo logrado un nivel de desarrollo económico y cultural notables, la sociedad civil de nuestra tierra no ha establecido los mecanismos eficaces de interlocución a través de la opinión pública con quienes legislan y gobiernan. Esta atrofia de la sociedad civil hace difícil para el gobierno la tarea de gobernar la creciente complejidad del momento actual. Esta situación no es exclusiva de Cantabria, pero tal vez entre nosotros se agudiza por ser una pequeña Comunidad uniprovincial. El autogobierno, presente en nuestras leyes desde hace 30 años, no ha entrado aún a formar parte de nuestras costumbres.

La consecuencia práctica de esta situación es que los sectores corporativamente mejor organizados son los que obtienen más fácilmente el favor del legislador y del gobernante. En el caso de este plan, no es extraño que la obra pública que conlleva el proyecto, las empresas de suministros y las eléctricas, que necesitarán importantes incentivos para compensar las ineficiencias del planteamiento propuesto, hayan podido ser más influyentes que quienes deben velar por la eficiencia general del marco económico de Cantabria.

Entiéndase bien que no insinúo que esa eficaz persuasión vaya más allá de lo lícito. Pero se puede defender su efecto de dinamizar la economía y crear empleo en tiempo de crisis, con la perspectiva añadida de alimentar las arcas públicas, dejando a otros la carga de la prueba de que el esquema es caro, ineficiente e innecesariamente agresivo con el entorno natural de Cantabria.
3- ¿QUÉ HACER?

El aspecto a mi juicio central de la cuestión que suscita este plan es el papel que debe jugar en el desarrollo futuro de la economía de Cantabria su gobierno regional y sus instituciones públicas
En materia de energía el gobierno regional debería contribuir a asegurar el suministro de una energía eficiente, económica y sostenible, obteniendo de los responsables de la gestión del sistema eléctrico nacional las mejores prestaciones y contribuyendo a asegurar el funcionamiento del suministro de la manera más efectiva para los usuarios.

Este enfoque no se debería limitar al proyecto de 1500MW eólicos, sino también a los 300MW que, según leo, han sido ya adjudicados a Cantabria. Entiendo que esa cantidad, más que un cupo de producción regional, es un porcentaje del consumo que viene a coincidir con el 20% de energía consumida en Cantabria, que resulta de aplicar el 20/20 (20% de energía limpia y renovable que Europa ha asumido como objetivo para 2020).

Nada impide que, en el caso de una Comunidad uniprovincial como Cantabria, una parte sustancial de esa producción se instale en una zona vecina, si resultara más apropiada y, por tanto, más eficiente en el marco que Cantabria debe considerar como el suyo, que es el sistema energético nacional, al que Cantabria aporta ya su ventaja comparativa importando en el puerto de Santander el carbón que alimenta las térmicas de Castilla.

Esto no excluye la generación de energía eólica en Cantabria. El desarrollo de tecnologías limpias de energía es un sector cada vez más flexible donde no siempre sirve la lógica de las economías de escala. ¿Por qué necesariamente grandes molinos con su inevitable infraestructura costosa y agresiva, que encarece y “ensucia” el kilovatio producido? ¿Por qué no desarrollar un modelo de pequeños molinos, más adaptado a la geografía física y humana de nuestra Cantabria rural? ¿Por qué no plantearse integrar el componente eólico en la dimensión que sea razonable al servicio de una vivienda rural sostenible? Tenemos la oportunidad de aprender de los mejores y copiar lo más adaptado a nuestras circunstancias.

En cuanto a su valoración política ¿Es más progresista la opción que propone más molinos y los molinos más grandes, considerando a Cantabria como un territorio aislado del sistema eléctrico español?¿Es progresista proponer para Cantabria la instalación de una capacidad eólica equivalente al consumo regional para colocar esa producción en el sistema nacional sin considerar otras opciones, fuera de la región, que pueden hacer esa función de modo más eficiente y sin sacrificar el paisaje de nuestra tierra? Me resisto a creerlo.

También me resisto a calificar esa posición como el fruto de una ideología barata. Porque estas líneas no pretenden descalificar a nadie. Y porque, de prosperar, nos puede costar muy cara.