MAPA DE IMPLANTACIÓN EÓLICA DE CANTABRIA
Plataforma para la
Defensa del Sur de Cantabria
Bajo el eufemismo “mapa de exclusión eólica”, difundido
por medios de manipulación y promovido por el egoísmo de pasiegos y
trasmeranos, el pasado once de abril, Gochicoa, como portavoz del
Gobierno de Cantabria, presentaba de urgencia, ¡tan sólo han tardado 12 años en
elaborarlo!, el “mapa de incompatibilidad
con el desarrollo eólico de Cantabria” y total, para esto.
Dicho nombre en realidad esconde
el “mapa de implantación eólica de
Cantabria”. En rosa, colorea prácticamente todo el mapa, vendiéndolo
como lugares de exclusión eólica, se olvida de los largos tendidos de alta
tensión y demás infraestructuras, que atraviesan valles enteros a través de ese
manchón de color pastel. En amarillo y en blanco, los lugares donde es posible
la instalación eólica, en un nivel de detalle que es imposible delimitarlos con
claridad. Un mapa, que, en grandes líneas, es el mismo que se encontraba
escondido entre los entresijos del borrador del anterior fallido PROT y que,
casualidad, coincide con la mayoría de los lugares donde se han solicitado o se
están tramitando megapolígonos eólicos. Dichos emplazamientos no son nuevos,
coinciden con los viejos del anulado e ilegal concurso eólico; siempre los
mismos, cambiando los nombres o las empresas. Tan sólo varía que, evidentemente
los proyectos trasmeranos y la mayoría de los pasiegos, quedan ahora en zona de
incompatibilidad, de “exclusión”, para
alegría de los especuladores inmobiliarios, que se esconden tras el lucrativo
negocio de las cabañas pasiegas. Parece que hay territorios de primera y de
segunda.
Dicen que se ha elaborado con
informes técnicos, que han tenido en cuenta
“análisis multicriterio”, elaborados con la última tecnología del “algoritmo” y capas de Sistemas de
Información Geográfica, GIS, de última generación, lo que nos recuerda las
simulaciones en 3D a la carta, que ya hace 12 años paseaba el propagandista “autobús eólico” por toda Cantabria
vendiendo las bonanzas eólicas en las que no figuraban ni los tendidos, ni las
pistas de acceso, ni las subestaciones. Los “Big
Data” medioambientales, - no digamos los sociales o económicos, que ni se incluyen-,
base para una elaboración correcta del “algoritmo” de capas, no están bien recogidos
ni actualizados (no conocemos suficientemente el territorio como quieren
hacernos creer) o no se incluyen cuando no les viene bien y así poder
concluir lo que convenga a los técnicos, que parecen haber sido los
miembros de las empresas, ya que coinciden con los lugares que más les
interesan y donde ya se están tramitando macropolígonos eólicos.
Quienes en unos lugares pretenden
ocupar el territorio con tanques, en otros lo hacen con informes de Fundaciones Torres Quevedo o con Reales Decretos-Leyes, que se aprovechan
de la guerra para intentar colar los megaproyectos sin ninguna evaluación de
impacto ambiental, ni participación de ningún tipo.