EN BENEFICIO DE SUS NEGOCIOS EÓLICOS
Oriol Pujol vetó informes de Medio Ambiente para lucrar a altos cargos de CDC
El exsecretario general de CDC Oriol Pujol. (EFE) 06/08/2014 (05:00)
El 13 de marzo del 2002, tenía lugar en Barcelona una importante reunión entre los departamentos de Medio Ambiente y de Industria. En el cónclave estaban presentes Oriol Pujol Ferrusola, que había sido nombrado secretario de Industria, y Albert Mitjà, director general de Energía y Minas. La intención era desbloquear el visto bueno para la apertura de tres parques eólicos que la consejería de Medio Ambiente había paralizado. Lo malo del caso es que dos de ellos soportaban un informe negativo de los servicios de esa consejería, que desaconsejaba su apertura por razones ecológicas.
Oriol Pujol apeló a otros argumentos más ‘contundentes’: el president Pujol tenía interés personal en conceder esas licencias. Punto y final. El 8 de mayo siguiente, el entonces conseller en cap (consejero jefe), Artur Mas, enviaba una carta al consejero de Medio Ambiente, Ramon Espadaler, en la que le decía textualmente: “En las últimas semanas, he ido insistiendo en la necesidad de autorizar la instalación de algunos parques eólicos (…) Me gustaría que me informases lo más pronto posible de la situación de los proyectos siguientes: Prat del Compte (parques eólicos de Carena de la Tossa y Coll Ventós), Ascó (parque eólico de Barbers), Colldejou (parque eólico de Les Costes) y Portbou (parque eólico de Tramuntana). ¿Qué razones impiden conceder estas autorizaciones?” Mano de santo: el 17 de mayo, nueve días más tarde, eran aprobados los proyectos de Portbou y Ascó y una semana después, los dos de Prat del Compte.
Tres de esos parques eran los aludidos por Oriol Pujol y donde su padre tenía interés personal. ¿Por qué ese interés? Paradójicamente, dos de ellos pertenecían a un veterano militante de CDC y fundador de CiU, Joan Fages. El nombre de éste figura en los documentos oficiales de la constitución de la Federación de CiU, en representación de CDC, juntamente con los de Jordi Pujol Soley, Francesc Caminal, Maria Eugènia Cuenca, Marta Ferrusola, Jordi Pujol Ferrusola, Miquel Roca Junyent, Antoni Subirà, Pere Sagarra Trias, Núria Claverol o Carles Sumarroca Coixet.
El tercer parque era propiedad de este último, fundador junto a Jordi Pujol de CDC en los años 70. Sumarroca siempre ha hecho negocios a la sombra del poder y dos de sus constructoras (Teyco y Emte) están en el top ten de las privilegiadas compañías que reciben las adjudicaciones de obra pública de Cataluña. Además, Sumarroca compró a finales de los 90 la empresa Entorn, que había realizado el informe de impacto ambiental de su parque precisamente. Y Entorn era la compañía que había creado años antes Pere Pujol Ferrusola. Después de que Sumarroca la comprase, Pere Pujol siguió como director de la misma, aunque con el bolsillo un poco más lleno.
Una evolución sorprendente
De los dos proyectos que Artur Mas añadía en su carta, el de Barbers contaba con un informe medioambiental redactado por la compañía Codema, también propiedad de Sumarroca. Y el de Tramuntana era propiedad de Joan Fages. Lo cierto es que Codema y Entorn eran las compañías reinas de los informes en el sector eólico. La pequeña firma de Pere Pujol Ferrusola, uno de los hijos del todopoderoso president, había realizado los pertinentes dosieres de un buen puñado de parques eólicos, aunque le sobrepasaba en número Codema. Cuando Pujol dejó el poder, ambas compañías se habían encargado de 25 de los 67 informes que habían llegado al Gobierno, un 37,31% del total(normalmente, cada parque eólico contrataba a una compañía diferente para los informes).
La evolución de Entorn no deja de ser curiosa: en el año 2000, facturó 850.143,64 euros; en el año 2001, 990.398 euros; y en el año 2002, 1.699.217,23 euros. No es de extrañar porque comenzaron a lloverle contratos con la Administración: realizó los informes de impacto medioambiental del canal Segarra-Garrigues, la mayor obra civil de Europa; del canal Xerta-La Sènia; del campo de golf de Vilanera, en L’Escala (después de que una primera auditoría desvelase el severo impacto del proyecto); y del impacto ambiental de la variante de Cardedeu a Llinars. Además, obtuvo dos encargos de Medio Ambiente sobre el Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN) y numerosos contratos de consejos comarcales, controlados por CiU.
Entorn ya nació con estrella: en su primer año de rodaje, realizó el censo ganadero de las comarcas de Osona, Conca de Barberà, Urgell y Les Garrigues por un monto global de 38,5 millones de pesetas (unos 232.000 euros) y el censo industrial de las comarcas de Gironès, Alt Camp y Maresme (en total, unos 35,5 millones de pesetas, o sea, casi 200.000 euros). El mayor encargo fue el de Osona y se lo hizo Jacint Codina, entonces diputado de CiU, por 28 millones de pesetas. Claro que era el año 1994, lo que da una idea de las estratosféricas cifras que ello suponía. Paralelamente, realizó un informe a la carta para habilitar una planta embotelladora de agua mineral en el Montseny, argumentando que no había déficit de agua para extraer 56.000 metros cúbicos.
Posteriormente, comenzó también a recibir encargos de las empresas públicas Gisa y Regsa (encargadas de la obra pública y del regadío de Cataluña) por valor de cientos de miles de euros. A principios del 2000, sus principales clientes eran la Autoridad Portuaria de Barcelona (controlada por CiU), Ferrovial y Generación de Energía SA, un holding controlado por Joan Fages.
Durante el último gobierno de Jordi Pujol, en el año 2003, a la empresa de Pere Pujol el gabinete de su padre le hizo un último favor: le encargó el estudio de impacto ambiental del alargamiento de la línea 4 de Metro, que luego pasaría a ser la línea 2. En el 2005, Entorn fue la empresa que realizó el impacto ambiental del proyecto de ampliación del puerto deportivo de Sitges.
Otro vástago de los Pujol, Oleguer, comenzó a hacer negocios fuera de Cataluña. Era, precisamente, el más radical de los hermanos, un independentista acérrimo que participó en la campaña Freedom for Catalonia y en la gran pitada al Rey. Pero la pela es la pela y su negocio fue hecho, precisamente, en las tierras españolas de las que tanto abominan él y algunos miembros de su familia. Actualmente, está en el punto de mira de Anticorrupción por varias operaciones extrañas, entre otras la compra de la red de oficinas del Banco Santander en 2008 y la compra de varios inmuebles del Grupo Prisa en Madrid y Barcelona. La Udef le atribuye una fortuna de 137 millones de euros en Suiza y otros activos que pueden alcanzar los 400 millones de euros.
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