Los domingos, cavilar
Comillas, el PROT y las estructuras
Fernando Merodio
ALERTA 26-08-2018
Para los estructuralistas la acción humana se despliega en estructuras que, no nosotros, son las que definen el sentido del mundo, siendo en su interior donde se acota y desarrolla nuestra vida activa, la historia; un notable grupo tardío de ellos, Foucault, Derrida, Deleuze,..., dedicó parte de su fértil esfuerzo a analizar esas estructuras, desmontarlas, deconstruirlas, exhibir los elementos del edificio, eliminar su argamasa para que, quien pueda y quiera, actúe sobre él.
A partir de ello, algunos pensamos que la económica es la estructura que más nos condiciona y que en este sistema, el capitalista, la preocupación central es el dinero, para los economistas solo medio de pago, medida y reserva de valor,... que administran unos pocos; pero, incluso para ellos, acumulado en cantidad con violencia cierta, explotando la fuerza de trabajo del resto, genera el problema rapaz de obtener de él una alta rentabilidad, lo que obliga a intervenir en otras estructuras, por ejemplo cultura e industria.
Hace años, con pompa política y mediática, para tapar con dinero de todos una ruina de Caja Cantabria, los necios y los listos daban la bienvenida, no a Mr. Marshall, sino al "proyecto del siglo", a la "Universidad del Castellano" en Comillas, Revilla lo chillaba y El Diario Montañés repicaba exultante que sería "el lugar donde irradie la lengua española", me opuse al dislate, había aprendido de Román López Tamés, entre otras cosas, que la nuestra era la única Universidad en España que no tenía estudios de Filología. Hoy, tras quince años de derroche y ruina, el que fue director del periódico anuncia, eufórico o mendaz como antes, nueva singladura para el adefesio.
Otra estructura. El añorado PROT será, dicen, instrumento esencial de orden urbanístico y territorial en Cantabria, el Colegio de Arquitectos, corporación de notables en el caos actual, dice que, ahora, "contamos con un documento ya preparado" y pide "consenso" para el muerto viviente y "la más alta participación"; eso sí, tras la previa y urgente "aprobación inicial" de lo redactado a espaldas de -incluso contra- los afectados. Una duda, mientras tanto, ¿qué hacemos, por ejemplo, con los cientos de molinos, ¡sí, molinos!, gigantes sin orden ni concierto con que el capital nos quiere arruinar?
Acabo con mi propuesta para dos de los muchos desastres que nos atenazan. Demolamos las ruinas y empecemos la casa por los cimientos, pensemos, volvamos a las letras, resituemos los números, el sucio dinero, paguemos a sabios y expertos, si es que aún los hay, lo que valen por hacer lo que saben y que los políticos y sus estructuras olviden a muertos a los que ni chistaron cuando aun vivían, quiten ya sus manos de lo vital, pregunten, en serio, qué es lo que queremos y vayan urgente, no a la universidad, a la Escuela.
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