Miguel Angel García Guinea, arqueológo, profesor, ex director del Museo Arqueológico de Santander y del Centro de Estudios Sautuola, conocido por las numerosas publicaciones relacionadas con el románico palentino y cántabro, explicó ante unas 70 personas la importancia de los yacimientos arqueológicos de Celada Marlantes, amenazados por la instalación de un megamolino de 150m en el monte Cotío.
Remarcó la importancia del Castro cántabro de Las Rabas, uno de los pocos castros indígenas puros en eL que no se ha encontrado aculturación romana (no se encuentra sigilatta) y que debió ser abandonado tras la ocupación romana. Los materiales en él aparecidos están emparentados con otros yacimientos de la meseta: Cogotas, Berrueco y han sido claves para el conocimiento del modo de vida de los cántabros. Por este motivo se declaró BIEN DE INTERÉS CULTURAL, para garantizar su conservación y futuras investigaciones. Las excavaciones aún no están terminadas. Considera por lo tanto que remover el suelo en la zona o en los campamentos romanos sería una pérdida histórica irreparable para el conocimiento de los antiguos cántabros, algo así, como si, en la misma Numancia, símbolo de resistencia ante la ocupación, se pretendiese colocar un molino.
Un miembro de la Plataforma resumió los impactos del proyecto eólico del Monte Cotío, de Celada: la pista de acceso se mete dentro de la zona de seguridad de Las Rabas, también atraviesa la calzada romana de Peña Cutral y la línea de evacuación soterrada atraviesa el campamento romano de La Poza. Además de las afecciones a la ZEPA del EMBALSE DEL Ebro, situada a menos de 2km, donde existen importantes colonias de cría milano negro, cigüeña y garza real a 1,5 km.
Posteriormente, nos trasladamos a Sta Ma de Valverde. Allí, Guinea nos explicó la situación estratégica de la zona como vía de comunicación entre la meseta y las montañas y a través de la depresión del Ebro; por este motivo podemos encontrar asentamientos en la zona desde la edad del Bronce, del Hierro y la Edad Media. Los yacimientos rupestres son en realidad asentamientos de población, que encontraban en este tipo de roca fácil de trabajar refugio y habitación. El románico, el paisaje y naturaleza virgen deberían tener una protección como Parque, como el de Picos de Europa, y un reconocimiento incluso internacional.
Hicimos una protesta reivindicativa en defensa de los valores culturales, paisajísticos y naturales de la zona, extendimos unas pancartas y nos hicimos la foto de rigor.
Hubo tiempo para ver el Centro de Interpretación del Rupestre también situado en Sta Ma de Valverde, muy didáctico y, hay que reconocerlo, aunque haya costado sus dineros, bien documentado, por lo que es de obligada visita para quien quiera hacerse una idea de todo el fenómeno rupestre de la zona.
Tras la comida campestre, amigos de la asociación Valdelomar, nos enseñaron y explicaron la iglesia de Sta Leocadia de Castrillo de Valdelomar, enclavada en un entorno natural impresionante que ve amenazada también su estampa por eólicos promovidos incluso desde Palencia.
Visitamos también el impresionante MUSEO ETNOGRÁFICO de LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS. Infinidad de aperos, máquinas, cachivaches, reflejo de la evolución tecnológica de los trabajos del campo y de la vida rural de nuestros padres y abuelos; y reflejo también de un ingente trabajo de búsqueda y recopilación que ha tenido que llevar a cabo el cura Julián Berzosa.
Aún nos quedó tiempo para visitar la iglesia de Santiago de Cezura, en este caso explicada por amigos de la Coordinadora Salinas, restaurada recientemente de un modo innovador y que atrae visitas de arquitectos de todas partes. Lo cierto, es que modernidad e historia en este caso han encontrado su armonía.
Una jornada memorable, que nos anima a una próxima excursión esta vez para conocer mejor nuestro patrimonio natural y botánico.
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