SOCIEDAD Y FIRMAS
Hace diez años constituíamos en Arcera-Aroco, pequeño pueblo de Valdeprado del Río la Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria respondiendo a la necesidad de un instrumento que supliera el bloqueo social y jurídico del Concejo Abierto por un secretario venal y un alcalde que encarna el castrador y endémico caciquismo familiar.
Nuestros primer objetivo era -y es- defender por todos los medios el territorio y, en principio, 1) frenar el abuso de un ganadero que, apoyado en la corrupción institucional, la connivencia cierta de los llamados agentes de la autoridad, el atropello consentido con la PAC,... imponía una abusiva ocupación de ese territorio, degradándolo y, más genérico, 2) luchar por la novedosa exigencia de una cuestión esencial para el futuro del planeta, frenar el crecimiento histórico/abusivo del capital en el control de la generación energética, ahora fijado en la falacia de la lucha -¡del capital!- contra el calentamiento global utilizando, en lo que a Cantabria se refiere, una ilícita concentración eólica que, como el ganadero pero aún más masiva y agresiva, apropiarse del territorio comunal.
Hace diez años se tramitaba el llamado Concurso eólico que adjudicaba la barbaridad de 1.400 Mw de potencia eólica a las multinacionales de siempre y sus rémoras locales para implantar cientos de aerogeneradores gigantes -de hasta 6 Mw y 200 m. cada uno-, kms de agresivas líneas de alta tensión, subestaciones, toneladas de metal, cientos de m3 de hormigón armado, enormes pistas,... que, de implantarse, significarán el fin de los usos tradicionales -sin duda vitales en un futuro próximo- del territorio comunal, el más preciado bien de todos,..., afectando en nuestro Sur, de una forma u otra, a los municipios de Valdeprado, Valderredible, Valdeolea, Campoo de Enmedio, de Yuso y Suso, Aguayo, hasta Molledo, donde implantaron la troncal subestación de Aguayo.
Por ello decidimos, pese a tener la eólica entonces la falaz bendición social de "energía muy limpia", empezar acudiendo al cara a cara, medio barato aunque fatigoso a nuestro alcance, poniendo mesas en las plazas de los pueblos, explicando en las fiestas, puerta a puerta,..., hasta llegar recoger en 2009 ¡1.256 firmas! de vecinos que se identificaban con su nombre y DNI para apoyar la solicitud, simple pero radical entonces, de "la paralización del Concurso eólico" y "un verdadero Plan Eólico sometido a Evaluación Estratégica Ambiental e información pública, que permita la participación ciudadana y que respete los importantes valores naturales, culturales y paisajísticos de Cantabria".
1.256 firmas
Son firmas que guardamos con el cariño de símbolo importante pese a que no fue preciso utilizarlo pues el saber y la tozuda intuición de Gonzalo Canales, de Arca entonces, con nuestro apoyo, consiguió que, primero el TSJC y luego el TS, anularan el caótico atropello eólico para, a partir de entonces, ser nosotros quienes, en una fatigosa batalla social y jurídica, estemos impidiendo, parque a parque y en todo el territorio regional, que sean las multinacionales, el capital de siempre el que controle y se enriquezca con el abuso, en lugar de acudir a pequeños parques eólicos, fotovoltaicos, mini-hidráulicas,... próximos que generen de modo distribuido la energía que un debate con información en el que participemos todos establezca necesaria para un futuro diferente, controlado por ayuntamientos, concejos, asociaciones, cooperativas,...
Hoy, pese a que nuestra percepción es que la sociedad está en retroceso, es más cómoda o cobarde y resultaría, pese a la mayor evidencia del calentamiento global y la acelerada destrucción del planeta, mucho más difícil recoger aquellas 1.256 firmas, mantenemos la fatigosa batalla jurídica y la estamos ganando, al tiempo que buscamos nuevos cauces más incisivos y -en una sociedad desmovilizada como la actual- sociales pues sabemos que, sin duda, hay que crecer en tiempos tan peligrosos como los que nos amenazan.
En San Mateo en La Casona de Reinosa
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