La zona objeto del proyecto posee el MÁXIMO VALOR E INTERÉS PATRIMONIAL E HISTÓRICO de CANTABRIA.
IMPACTO ARQUEOLÓGICO
La zona de instalación del molino y sus infraestructuras anexas posee un extraordinario valor arqueológico, en ella se encuentra el Bien de Interés Cultural, “Castro Prerromano de LAS RABAS” y los siguientes yacimientos, incluidos en el Inventario Arqueológico Regional: “Campamentos romanos de LA POZA I Y II”, “Vía romana de PEÑA CUTRAL”, “Túmulo de Peña Cutral (Peña Cutral III)”, “La Blanca”, “Conventón de Sta Olalla”, que a efectos de la Ley 11/1998, poseen el mismo grado de protección que un BIC.
IMPORTANCIA DEL CASTRO PRERROMANO DE LAS RABAS
Y AFECCIONES DEL PROYECTO
Catalogado Bien de Interés Cultural (BOC de 5 de mayo de 2004), es el más importante de los documentados hasta la fecha en Cantabria;
“Paisaje arqueológico y natural de la ruta de Celada Marlantes a Retortillo” Juan José CEPEDA OCAMPO, José Manuel IGLESIAS GIL, Alicia RUIZ GUTIÉRREZ. Universidad de Cantabria/Ayuntamiento de Campoo de Enmedio, Santander 2006
“El recinto ocupa aproximadamente 6 Ha y conserva murallas defensivas, fechadas en los siglos II y I a. C. Al pie del castro se identifican dos terrazas de unos 6.000m2 en las que han aparecido restos atribuidos a varios fondos de cabaña circulares. En el extremo norte, en su lado más vulnerable, el castro cuenta con dos fosos excavados en la roca (GARCÍA GUINEA y RINCÓN, 1970; GARCÍA GUINEA, 1997).
Cabe subrayar que el yacimiento ha proporcionado los materiales arqueológicos de la Edad del Hierro más importantes de Cantabria. Destacan abundantes objetos de bronce, como fíbulas de ballesta y omega, broches de cinturón y clavos. Asimismo, es significativo el hallazgo de cuchillos de hierro, en ocasiones con mangos de hueso decorados con motivos geométricos (retículas, pequeños círculos concéntricos, zig-zag). Otros materiales de hierro corresponden a utillaje agrícola, como una reja de arado y una hoz. La ganadería y una rudimentaria agricultura debían combinarse en el poblado con otras actividades, como la textil, a juzgar por el hallazgo de fusayolas y agujas, y la metalurgia de la que han quedado como prueba restos de escoria de hierro hallados en el transcurso de las excavaciones arqueológicas. Dentro de los materiales cerámicos predominan las vasijas realizadas a mano con decoraciones rudimentarias (estampillados, ungulaciones, digitaciones). Estas vasijas coexisten con algunos ejemplares de tipo celtibérico, que reflejan contactos culturales con pueblos de la Meseta castellana: se trata de las características cerámicas elaboradas a torno con pastas de color ocre y decoración pintada de motivos geométricos y animales (aves).
El castro ha proporcionado indicios claros de destrucción violenta, reconocibles en forma de niveles de incendio y en la extraordinaria abundancia de material mueble asociado a los mismos. Entre estos materiales se incluye un número reducido de piezas metálicas de atribución romana, de carácter claramente militar. La más significativa es un fragmento de la embocadura con decoración calada perteneciente a una vaina de espada. Ello permite contemplar la hipótesis de que el enclave indígena fuese asediado y tomado por las tropas acantonadas, en el campamento de La Poza, situado precisamente en su frente más accesible”.
Como la vía de acceso para la instalación del molino entraba en el perímetro de protección del Castro de Las Rabas, se ha desviado la vía cinco metros para evitarlo.
“Sin embargo, los resultados de la campaña de excavación arqueológica de 2009, muestran que el área de asentamiento se extiende extramuros por los terrenos colindantes, lo que obliga a replantearse la delimitación del entorno de protección del BIC de las Rabas a las zonas denominadas MARAÑÓN, LA MAYUELA Y LA BLANCA y resulta necesaria la PRESERVACIÓN INTEGRAL de la zona.”
Las obras sin embargo, de la pista de acceso han omitido estas consideraciones de los técnicos y han destruido parte de la zona por donde debería haberse ampliado el BIC.
CAMPAMENTOS ROMANOS DE LA POZA I y II
Juan José CEPEDA CAMPO "Informe para la incoación del expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural e inclusión en el “Registro General de Bienes de Interés Cultural de Cantabria”, del Yacimiento arqueológico “CAMPAMENTOS ROMANOS DE LA POZA” (Campoo de En medio), 22 febrero 2005.
Época romana siglos I a.C-Id.C.
“Se trata de dos campamentos romanos de campaña que se superponen (castra aestiva) parcialmente. Situados en el Alto de la Poza a 1.091m, poseen una posición estratégica desde la cual poseen un perfecto control visual del pasillo natural de Reinosa.
LA POZA I
El más antiguo y el más extenso ocupa siete hectáreas, calculadas desde el lado interno de las defensas. Cuenta con un recinto principal de planta rectangular y un anexo más irregular hacia el sur. El agger o parapeto que define el perímetro se reconoce en la mayor parte de su recorrido. El recinto conserva tres de las puertas de acceso con las que contó originalmente. En el lado norte se encuentra la porta praetoria, dispuesta sobre el eje longitudinal. En los flancos se reconocen a su vez dos ingresos laterales acusadamente descentrados hacia el norte. En el lado sur existió otro vano de acceso, en posición central, pero en la actualidad está prácticamente arrasado por el gaseoducto. Así todo, conserva el inicio del engrosamiento del agger en su recodo interno. Todas las puertas localizadas cuentan con clavicula interna, una característica común a la mayor parte de los castra aestiva del Bellum cantabricum identificados hasta ahora (PERALTA 2002; GARCÍA ALONSO 2003).
Los sondeos arqueológicos practicados en el transcurso de las campañas de excavación autorizadas en los años 2003 y 2004 han permitido determinar que el anillo defensivo del campamento lo forman:
un foso exterior de una anchura de 1,78m en su embocadura (seis pies romanos) y una profundidad de 38 cm excavados en la roca.
y un agger formado con el material extraído: tierra y piedra caliza de mediano y pequeño tamaño. El terraplén anexo presenta un perfil ligeramente alomado con mayor pendiente en el lado exterior, cuenta con una anchura aproximada de 2,70m en su base (unos 9 pies) y una altura conservada respecto al nivel de excavación del foso de 80 cm. A juzgar por el volumen de tierra que colmata sus lados debió de contar originalmente con una altura cercana a los dos metros. Este terraplén servía de base a una empalizada-vallum- que, aunque no ha dejado restos, sabemos que formaba parte del sistema de castramentación romana típica.
Según las reconstrucciones de la historiografía moderna, a partir de los datos proporcionados por Pseudo Higinio, podemos calcular que el campamento albergó a todo un ejército legionario, compuesto posiblemente por una legión- cuyos efectivos teóricos eran 4800 soldados en esta época- y una cantidad comparable de tropas auxiliares. (Pseudo Hygino, De munitionibus castrorum, 50; GILLIVER, 1999).
El contexto en el que debe situarse este primer campamento de La Poza es sin duda el de las Guerras cántabras. La tipología del recinto así lo aconseja. Las monedas que se asocian a esta estructura presentan fechas de acuñación antiguas. La posición relativamente avanzada que ocupa, en el área central del territorio cántabro, controlando un paso de gran valor táctico para acceder a la cuenca de Reinosa, hace bastante problable que corresponda a la gran ofensiva romana de los años 26 y 25 a.C. dirigida por Augusto y su legado Antistio. También nos sitúa en este contexto la labor de asedio que casi con total seguridad debieron de llevar a cabo los efectivos aquí desplazados. Como se ha indicado, el campamento se encuentra a escasa distancia del castro de las Rabas, en una posición claramente dominante. La existencia de claros niveles de destrucción en este enclave (GARCÍA GUINEA, RINCÓN 1970) permite afirmar que este castro fue tomado por las tropas romanas acampadas en La Poza.”
Recreación del ataque romano al Castro de Las Rabas
LA POZA II
Sobre los restos del conjunto descrito se reconoce el trazado de un nuevo campamento cuya extensión alcanza 4,6 Ha.
Presenta planta rectangular alargada, con las esquinas redondeadas, definida por un agger o terraplén de tierra y piedra caliza menuda. El grado de erosión que presentan actualmente las defensas impide conocer con detalle la disposición de las puertas, aunque quedan rastros de la clavicula interna de una de ellas, situada en el lateral este, no lejos del antiguo vano correspondiente al primer campamento. Al ocupar una superficie menor que éste, el nuevo recinto logra adaptarse mejor al relieve del lugar. Para ello los responsables de su construcción desplazaron el eje longitudinal hacia el noreste, dejando así fuera de las defensas todo el espacio que anteriormente ofrecía peores condiciones para la castramentación. Quienes lo realizaron conocían sin duda la naturaleza y trazado de las estructuras subyacentes ya que mantuvieron la orientación de este eje casi con exactitud. Los terraplenes del antiguo agger incluidos ahora dentro de los lados norte y este pudieron ser utilizados incluso para delimitar el espacio correspondiente al nuevo intervallum.
Los sondeos practicados en esta estructura permiten conocer que las defensas incluían un foso exterior excavado en la roca, con una anchura que oscila entre los 130 y los 160 cm y un parapeto o agger de 240 cm de anchura en su base.
El contexto de este segundo campamento se puede fechar sin dificultades en el siglo I d. C. durante el reinado de Tiberio o en los años inmediatamente posteriores (ca. 20-40 d.C). Esta cronología se basa en las moneda más recientes recuperadas en este yacimiento, dos ases de Tiberio (14-37 d.C) acuñados en Gracurris y Caesaraugusta, y especialmente en los fragmentos de terra sigillata hallados en el foso exterior del campamento, pertenecientes a una forma Conspectus 20 (ETTLINGER et al. 1990).
Esta segunda estructura campamental, en un contexto posterior a la conquista romana, puede ponerse en relación con la construcción de la red viaria interior de Cantabria, ya que a escasos metros del campamento discurre la calzada romana de Peña Cutral. La unidad militar que lo ocupó fue casi con seguridad la Legio IIII Macedonica, ya que era la única acantonada en la región a partir del reinado de Tiberio (MORILLO 2000).”
IMPORTANCIA HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICA QUE JUSTIFICA LA SOLICITUD DE DECLARACIÓN DE BIEN DE INTERÉS CULTURAL
Los campamentos del alto de La Poza son de un interés histórico excepcional en el panorama actual de la investigación sobre la implantación militar romana en el territorio cántabro, y ello por los siguientes motivos:
- Se trata de la primera ocasión, en territorio cántabro, en la que se documenta con claridad la yuxtaposición de estructuras campamentales romanas sobre un mismo lugar. Ello es de un gran interés a la hora de fijar la cronología de estructuras de este tipo identificadas en distintos puntos de la comunidad autónoma, para las cuales se ha manejado casi exclusivamente la hipótesis de su asignación al período de conquista del territorio conocido como “Guerras Cántabras”.
- Estamos ante el primer yacimiento de este tipo que puede fecharse con claridad, en su momento de ocupación más reciente, a una fecha posterior a la conquista romana. El campamento II es, en el marco de la península Ibérica, el primer establecimiento militar temporal que se puede fechar con seguridad en época julio Claudia.
- El campamento II es también el primer yacimiento de este tipo que se puede atribuir con argumentos razonables a una unidad militar concreta: la Legio IIII Macedonica.
- El campamento I- el más antiguo- llena un vacío importante a al hora de establecer con perfiles nítidos el escenario geográfico concreto de las Guerras Cántabras. Su localización, sumada a la de otros enclaves del mismo tipo publicados en los últimos años, hace que la comarca de Campoo pueda considerarse en la actualidad como uno de los escenarios de mayor valor estratégico en la culminación de la conquista romana de Cantabria.
- La localización de dos campamentos militares en la proximidad inmediata de la ciudad de Iulobriga (a poco más de dos kilómetros) aporta nueva luz para interpretar la fundación de la ciudad y su carácter preeminente en el contexto de la romanización de Cantabria. Se trata de un caso esclarecedor para el estudio del nexo existente entre la primera urbanización del norte peninsular y la presencia militar romana.
- La relación entre la estructura campamental inicial y el asedio contemporáneo del castro de Las Rabas viene a ilustrar un nuevo episodio del bellum Cantabricum hasta ahora desconocido.
Desde un punto de vista más general, los campamentos del Alto de La Poza tienen también un notable valor cultural:
- El estado de conservación del yacimiento, razonablemente bueno para este tipo de estructuras arqueológicas, permite que puedan reconocerse fácilmente sobre el terreno los elementos característicos de los campamentos romanos de campaña.
- Se insertan en un entorno natural de fácil acceso desde el que se abarca visualmente casi toda la comarca de Campoo.
- Se insertan en un entorno arqueológico excepcional, en el que se incluyen- en un radio inferior a los cuatro kilómetros- la calzada romana de Peña Cutral, la ciudad de Iulobriga y el castro prerromano de Las Rabas (Celada Marlantes). Estos dos últimos son dos de los yacimientos más señeros de la Comunidad de Cantabria para el período que va de la protohistoria a la romanización. El nuevo enclave arqueológico dota de nuevos contenidos culturales a este conjunto.
Los campamentos se ven afectados por la vía de evacuación de la energía, soterrada, que atraviesa los campamentos hasta una profundidad de 2 metros.
CALZADA ROMANA DE PEÑA CUTRAL
IGLESIAS GIL, J.M.; MUÑIZ CASTRO, J.A. (1995): “Prospecciones y excavaciones arqueológicas en el Collado de Peña Cutral (En medio, Cantabria)”, Memorias de Historia Antigua, 15-16pp.327-342.
En la antigüedad el paso de Peña Cutral sirvió como vía de acceso, desde el sur, a la ciudad de Julióbriga.
El collado de Peña Cutral aparece unido a la actividad investigadora sobre Julióbriga especialmente a raíz de los trabajos realizado por A.GARCÍA Y BELLIDO.
1988-1989, J.A. Muñiz y J.M. Iglesias llevaron a cabo una prospección de las dos vertientes del collado seguida de la realización de varios sondeos. Tras las cuales se pudo confirmar la atribución romana a la vía (Iglesias y Muñiz 1995).
En la actualidad, el trazado general del camino romano puede seguirse a lo largo de unos 6Km, si bien su firme original sólo se conserva en los sondeos practicados en Peña Cutral y en los sectores descubiertos a su paso por la ciudad romana.
La vía corresponde a las características técnicas observadas en buen número de infraestructuras de época imperial en Hispania: la anchura de la plataforma oscila entre 6 y 7m, dentro de los parámetros que se consideran normales, y cuenta con un sistema de afirmado consistente en varias capas de piedra y zahorra, que incluye, según las zonas, en relación con la mayor proximidad de la materia prima, guijo calizo y canto rodado silíceo.”
Trazado de la vía romana por donde discurría el sendero PR, hoy destruidos
Las obras de la vía de acceso al molino han destruido y ocultado entre 300 y 500m del trazado de la vía romana en la zona de La Blanca y La Mayuela.
IMPACTO SOBRE EL PATRIMONIO HISTÓRICO
Se trata de uno de los escenarios mejor documentados de las operaciones de las Guerras Cántabras de la campaña del año 26 a. C., dirigidas personalmente por el emperador Augusto.
Por lo que el escenario, el castro cántabro, los campamentos romanos, vía romana, forman parte de todo un conjunto imprescindible para entender e interpretar dichos hechos históricos y su alteración supone una pérdida cultural irreemplazable; en este mismo lugar estaba precisamente proyectado un Parque arqueológico interpretativo.
EN RESUMEN
Dichas obras suponen un riesgo cierto de DESTRUCCIÓN O DETERIORO de IMPACTO SEVERO E IRREPARABLE sobre el PATRIMONIO CULTURAL DE CANTABRIA;
La introducción de la maquinaria necesaria para la ejecución de los trabajos, remoción de tierras, nuevo trazado de vía de acceso y soterramiento de la vía de evacuación previstos HAN ALTERADO DE FORMA DIRECTA UNA DE LAS ZONAS ARQUEOLÓGICAS MÁS IMPORTANTES PARA EL CONOCIMIENTO DE LA EDAD DEL HIERRO Y EL PROCESO DE ROMANIZACIÓN DE CANTABRIA.
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