Argumentos en contra de un disparate (el teleférico al Castro Valnera)

Argumentos en contra de un disparate (el teleférico al Castro Valnera)



Valga una introducción para aquellos que no conozcan aún este apartado rincón de Cantabria. Desde la Vega de Pas una pequeña y muy poco transitada carretera local (la CA-630) parte, desde la misma plaza del pueblo, en dirección este, hacia el barrio dePandiyu. Tras un recorrido de unos 5,5 km por el fondo del valle termina en el lugar de la Estribera, donde se unen el arroyo Ruyemas que viene desde el sur –y baja desde los Picos de la Capía y el Cuirvu– y el Aguasal (el joven Pas) que viene desde el este y baja desde el Castro Valnera. El pequeño camino que de la Estribera (a 520 m de altitud) entra hacia las últimas cabañas de Aguasal (a 640 m de altitud), a unos 2 km, nos va a permitir en poco tiempo y sin gran esfuerzo situarnos en la base de la vertiente norte del Castru cuya cumbre se eleva casi 1100 m por encima.
El Castru, desde las cercanías de la Braguía. 6 de marzo de 1993.
Para ello, en la Estribera, en donde hasta el momento solo está indicada la ruta (PR-S76) a las praderas de Ruyemas, cruzaremos el puente junto a la pequeña zona de aparcamiento y en vez de tomar el camino señalizado a la derecha escogeremos la senda de la izquierda, junto al arroyo Aguasal que forma un estrecho vallejo boscoso; el primer tramo del camino va por el lado umbrío del vallejo hasta que esta ladera se torna muy abrupta y el camino ha de pasar a la ladera de enfrente cruzando el Aguasal por un bello y antiguo puente de piedra. La senda sigue entre robles y avellanos y asciende unos 10 m sobre el cauce del arroyo mientras que en la agreste ladera umbría (monte Helguerón) predominan robles y hayas. El camino que algo más adelante sube otro poco, unos 50 m sobre el fondo del vallejo, y se sitúa al nivel de las primeras cabañas de Aguasal, llega pronto a estas, allí donde el valle se abre algo y ha permitido el establecimiento de algunos prados y unas pocas cabañas; al fondo la mole del Castru, con su gran caída sobre Aguasal, cierra esta pequeña cuenca. Los acostumbrados a andar sobre laderas pindias pueden seguir desde aquí hasta las cercanías del Churrón (cascada) de Lelsa a través de un recorrido que se intuye por la vertiente solana del comienzo de la Canal de Labara pues los antiguos caminos, ya en desuso, se han ido borrando y los grandes helechos, en verano, no facilitan la subida.
La cara norte del Castru, desde el Siar. 16 de noviembre de 1997.
En la cumbre que aparece algo cortada en la fotografía es donde se pretende construir la estación superior del teleférico. La torre intermedia estaría junto al rellano de Lelsa algo por debajo de la cabaña que se aprecia en la foto si se aumenta esta. Los más montañeros pueden tener maravillosas vistas del Castru subiendo desde el barrio de Portilla –situado al este de La Vega– hacia las cabañas de Orra (930 m),Urmías (1100 m) o Labara (1100 m), para desde estas últimas llegar al increíble rellano de Lelsa (1050 m), justo bajo el murallón de la cumbre (a 1718 m). Otro itinerario que sugerimos para llegar a los cabañales de Labara y Lelsa se puede realizar desde el valle alto del Miera más arriba del barrio de La Concha; comienza junto a las cabañas de Bernayán, se sube hacia el cabañal de Ástragos para pasar el Portillo de Ociju y bajo el Coterón y la Len Hermosa llegar a Labara. Una antigua senda desciende desde Labara a la canal de su mismo nombre y trepa por la ladera de enfrente hasta Lelsa. El paisaje es excepcional en todo momento; su máximo valor trasciende de lo estrictamente regional para convertirse en un hito dentro del conjunto de la montaña cantábrica y el Castru es para muchos, sin duda, la montaña más bella de Cantabria.

Estas privilegiadas condiciones intrínsecas encuentran el imprescindible complemento en su grado de conservación, que es excelente. Pues bien, el Gobierno de Cantabria con su presidente Ignacio Diego como
decidido promotor quiere que un teleférico parta de la base del Castro Valnera

El murallón del Castru Valnera sobre el más extraordinario de los cabañales pasiegos: el del rellano de Lelsa. Foto tomada desde las cabañas de Culina. 6 de noviembre de 1990.
El rellano de Lelsa, desde Labara. 19 de agosto de 1989.


En primer término cabaña de Urmías, al fondo Lelsa. 3 de septiembre de 2005. El paisaje de la Pasieguería adquiere su mayor valor en las inmediaciones del Castru Valnera.

El Churrón de Lelsa. 6 de abril de 2008.

El cabañal de Laguíu y debajo el apartado vallejo del río Aguasal (o Pas) desembocando en la Estribera; foto tomada desde la Len Hermosa. 21 de diciembre de 2002. Paisaje que será destruído por la construcción de dos aparcamientos y una carretera que soportará un tráfico de cientos de vehículos. El inicio de la Canal de Labara bajo las pendientes de Lelsa, punto de confluencia de los arroyos que bajan del Castru; foto tomada desde la Len Hermosa. 21 de diciembre de 2002. Lugar muy agreste en donde pretende instalar la estación inferior del teleférico.
La escarpada vertiente norte del Castru y la ladera muy pendiente bajo el rellano de Lelsa, desde los prados de Aguasal. 6 de abril de 2008. Hasta este lugar llegaría la carretera y se ubicaría el aparcamiento; junto a los escarpes de Lelsa iría la torre intermedia del teleférico. (Aguasal) a la cumbre suroccidental del cresterío (el Altu los Dujos, 1709 m). Ello significa que el fondo del valle del río Pas, entre la Estribera y Aguasal, por donde hoy discurre la escondida y silenciosa senda para ganaderos y caminantes descrita, se convertirá en una carretera por donde se desea que el tráfico sea lo más intenso posible por supuesto, señal de que el negocio iría viento en popa. En este tramo del valle existe una colonia de una especie legalmente protegida, incluida en el Catalogo Regional de Especies Amenazadas de Cantabria, el helecho Hymenophyllum tunbrigense. Dos aparcamientos con capacidad para 430 plazas transformarán drásticamente el lugar de la Estribera y reemplazarán a las apartadas praderías de Aguasal. El mamotreto de la estación inferior del teleférico plantado en medio del hoy solitario valle dará un toque de modernidad, progreso y color a su mustio arcaísmo. La torre intermedia “adornará” un flanco del rellano de Lelsa y la estación superior “imprimirá carácter” al Altu los Dujos. Esta chapuza supone la ruina del paisaje valioso –además, en este caso, representativo por ser la montaña emblema de la Pasieguería–, socavado en su misma esencia. Animamos a recorrer el camino entre la Estribera y Aguasal –no entraña esfuerzo ni dificultad; únicamente se ha de llevar calzado apropiado teniendo en cuenta que puede haber barro y que las piedras y rocas se hacen resbaladizas–. Es la única manera de hacerse una idea de la brutal degradación a que se quiere someter a este paisaje; ninguna fotografía va a poder plasmarlo fielmente. Para ponerle la guinda a toda esta ridiculez parece ser que, además, se tienen previstas otras instalaciones en plena montaña junto al Castru, como si estuviéramos en la misma plaza de La Vega: un restaurante y una tienda de souvenirs. Y estamos hablando de un territorio que está protegido dadas sus características, como es obvio, íntegramente comprendido en el Lugar de Interés Comunitario de la Montaña Oriental, de la Red Natura 2000.

[Tomado de La conservación del paisaje en los Parques Nacionales. Eduardo Martínez de Pisón y Nicolás Ortega Cantero (eds.). Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid y Fundación Duques de Soria. Madrid, 2007.]

Lo que más nos preocupa es el hecho de que este proyecto, simple, desfasado, propio de otros tiempos –que en nada favorece al prestigio de una Comunidad y sus gobernantes–, haya podido salir de las profundidades de un oscuro cajón de algún despacho del Gobierno regional, para ser expuesto a la luz pública en La Vega, entusiásticamente, por todo un presidente de Cantabria el 11 de mayo del año 2012 de nuestra era, quien no ha tenido reparo alguno en asegurar que las obras guardarán el máximo cuidado medioambiental, que “se pondrá todo el esmero”; en fin, la habitual y sarcástica cantinela que acompaña a estas iniciativas. Forzosamente se ha tenido que desoír olímpicamente abundantes opiniones críticas provenientes de los técnicos en los diversos aspectos relacionados con la conservación de la naturaleza cántabra. Y esto nos lleva irremediablemente a una conclusión: si este engendro es defendible por nuestros dirigentes cualquier otro también puede serlo, luego se avecinan tiempos difíciles para nuestro ya maltrecho patrimonio natural.
De la lectura de la crónica que el sábado 12 de mayo El Diario Montañes dedicó a la presentación del proyecto se deduce que el presidente Diego equiparó, en todo momento, el teleférico de Fuente De al pretendido del Castro Valnera, lo que nos plantea un dilema: o el señor Diego no ha subido nunca al Castru o está intentando engañar a la gente. Vamos a justificar nuestra afirmación aunque algunas explicaciones son tan evidentes que incluso podríamos haberlas obviado. Es cuestión casi de dominio público que el valle de Liébana goza de un microclima especial, mucho más seco y soleado que el resto de la vertiente cantábrica y
esto es así, lógicamente, porque el gran macizo de los Picos de Europa resguarda al valle, en buena medida, especialmente en verano, del aire húmedo procedente del Cantábrico causante de la nubosidad de estancamiento y de las lluvias. A pesar de su elevada altitud (1850 m) la zona de la estación superior del teleférico del Fuente De (el Cable) no deja de beneficiarse de esta privilegiada circunstancia ya que el círculo de montañas picoeuropeanas que le protegen le sobrepasa ampliamente. Sin embargo, es mucho menos conocido el “microclima” del que “disfrutan” los Montes de Pas, y el macizo del Castro Valnera en especial. Gracias a las mediciones que se hicieron o se siguen haciendo en estaciones pluviométricas emplazadas en las cuencas altas de los ríos Miera y Trueba sabemos que, a una altitud de 700 m, en el fondo del valle del alto Miera la precipitación media estabilizada anual está en torno a los 2500 l/m²; y que en el fondo del valle del alto Trueba, a 1050 m, se eleva a 2600-2700 l/m². Como dato orientativo podemos añadir que la Delegación en Cantabria de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) intentó establecer una estación meteorológica en el destacamento militar de la cumbre del Picón del Fraile, el Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 12, con el fin de estudiar las interesantes características climáticas de la segunda cumbre pasiega más elevada. Pero las rigurosas condiciones que imperan allí – transcribimos el comentario incluido en el foro de la web del Ejército del Aire:

Físicamente, el EVA nº 12 se encuentra ubicado en el extremo oriental de la Cordillera Cantábrica, y sobre el denominado Picón del Fraile (1659 mts). Desde el punto de vista geográfico político, sus instalaciones se encuentran a caballo de la divisoria entre la provincia de Burgos y la Comunidad Autónoma de Cantabria, y por tanto sobre terrenos de los municipios de Espinosa de los Monteros y Soba. De su localización se derivan dos características que condicionan de manera importante la vida y funcionamiento de esta Unidad: El alejamiento de grandes núcleos de población (las capitales más cercanas son Burgos (100 Km), Santander (100 Km) y Bilbao (66 Km) y Condiciones climatológicas de extrema dureza en invierno, pudiéndose alcanzar temperaturas de hasta - 20° C y con un gran volumen de precipitaciones en forma de nieve, lo que frecuentemente origina periodos de aislamiento de la Unidad– han impedido hasta el momento a la AEMET el obtener registros adecuados; en los dos únicos meses en que existen datos casi completos las precipitaciones superaron a las medidas en el fondo de los valles. De manera que no es descabellado pensar en una precipitación media anual estabilizada en el Castro Valnera de unos 3000 l/m². Contados lugares en la Península Ibérica e incluso en el resto de las montañas europeas superan estos elevados totales. Esta cantidad supone el doble de la precipitación que se estima para la estación superior del teleférico de Fuente De, que apenas llegaría a los 1500 l/m². Las comparaciones de las precipitaciones anuales medias, en el periodo.


Las inaccesibles laderas de la cara norte del Castru revestidas de densos herbazales favorecidos por lasabundantísimas precipitaciones y frecuentes nieblas. Foto tomada desde el Picón de los Lastreros. 30 de agosto de 2005. 2003-2008, registradas en las estaciones de estas dos diferentes comarcas no dejan lugar a dudas, en Pido (cercanías de Fuente De): 1260 l/m² (en julio: 31 l/m²; en agosto: 42 l/m²); en el alto Miera: 2270 l/m² (en julio: 62 l/m²; en agosto: 102,1 l/m²); en el altoTrueba: 2330 l/m² (en julio: 54 l/m²; en agosto: 123,6 l/m²). En 2011, en la estación inferior del teleférico de Fuente De (a 1100 m) se totalizaron 1162,2 l/m² que se distribuyeron en 168 días; en el alto Miera (a 700 m) 2065 l/m² en 201 días. En julio+agosto, en Fuente De hubo 24 días de lluvia; en el alto Miera 39. Otro apartado fundamental en la climatología de los Montes de Pas es el relativo a la nubosidad y las nieblas –a la escasa insolación y a la falta de visibilidad en suma–.
El hecho de que Liébana sea un valle notablemente más soleado que el resto del territorio cántabro situado al norte de la Cordillera, sobremanera en la época estival, lo comprueban muchos días los que atraviesan el desfiladero de la Hermida: puede estar nublado o incluso morrinar, o llover con cierta intensidad, en la costa para ir deshaciéndose la nubosidad al llegar hacia Lebeña y quedar en Liébana los cielos prácticamente despejados. Los cambios repentinos en las condiciones de visibilidad en pocos minutos son muy típicos de las montañas cantábricas al quedar inmersas en cerradas nieblas y reducida la visión a escasos metros, sumidas en un ambiente frío y húmedo; con el consiguiente riesgo de extravío, especialmente grave en montañas como la que nos ocupa. En el Cantábrico oriental –este de Cantabria y País Vasco– el verano es más inseguro que en el resto de la vertiente cantábrica y la comarca de los Montes de Pas está más expuesta a la nubosidad y las nieblas. A poca inestabilidad que se presente las nubes que se van formando se agolpan contra la cara norte del Castru, sobrepasan la cumbre e incluso desbordan hacia el alto Trueba.

Esta estampa es mucho menos frecuente en verano en la vertiente lebaniega de los Picos de Europa, y en el mirador del Cable, pues la nubosidad no puede traspasar la muralla que supone el gran macizo montañoso y la visibilidad puede ser excelente.

 Un típico día de agosto en la cabecera del río Trueba (Burgos). Las nubes ocultan la cumbre del Castru, en el centro de la fotografía, entre la Capía a la izquierda y la Cubada Grande a la derecha, y la nubosidad pasa a la vertiente sur.

En las montañas de la Cantabria oriental la gran visibilidad está casi garantizada los días otoñales, invernales y de comienzos de la primavera, en que sopla el ábrego (el viento sur), pero especialmente en las cumbres pasiegas de la divisoria lo suele hacer con una fuerza huracanada –tanto este viento como el de los temporales del NW–. Lo saben bien los pasiegos de toda la vida, los militares del EVA 12 del Picón del Fraile que vieron volar, el 7 de marzo de 2007, hecha trizas la protección esférica (radomo) del radar instalado en la cumbre, y la empresa que explota los molinos eólicos de la Sía: el viento tumbó la línea eléctrica de alta tensión durante los dos años consecutivos posteriores a su instalación por lo que tuvo que acabar siendo soterrada. La cumbre del Altu los Dujos, donde irían mirador y estación superior del teleférico, es el lugar más expuesto a los vientos huracanados del SW y NW del cresterío del Castru, es su “proa al viento”; el Castru por ser la cota máxima de la Pasieguería se presenta como una cumbre aislada, libre de obstáculos y, por tanto, donde se van a registrar las máximas velocidades del viento.


El Churrón (cascada) de Lelsa “ascendiendo” debido a la fuerza del ábrego (viento de componente sur).
29 de marzo de 2008. Hubo que tomar la foto con teleobjetivo; no se pudo llegar a la cascada pues la velocidad del viento hacía arriesgado el subir por la ladera. La racha máxima medida en el aeropuerto de Parayas a esas horas fue de tan solo 46 km/h. Tampoco podríamos asegurar que las infraestructuras planeadas para el fondo del valle –carretera, aparcamientos, estación inferior del teleférico– vayan a quedar totalmente a salvo de desagradables sorpresas. Lo decimos porque sobre ellas hay grandes desniveles y fuertes pendientes (véase, por ejemplo, en la fotografía inferior de la pág. 5, bien elocuente al respecto, el lugar en que se va a edificar la estación inferior) que favorecerán las avalanchas de nieve y piedras; tampoco es desdeñable el perjuicio que puedan causar las súbitas crecidas de los arroyos que bajan despeñados por la cara norte del Castru. En cuanto a los efectos de las nevadas, es conocido el hecho de que las vertientes cántabras de los puertos de Lunada y Estacas de Trueba tardan en quedar abiertas debido al alto riesgo de aludes que, concretamente en las Estacas, bajan hasta unos 700 m de altitud y suelen llevarse por delante los “quitamiedos” metálicos de la carretera.
 
Efectos de la riada del 16 de marzo de 2011 en las proximidades de la Estribera. Imagen tomada de la edición digital de El Diario Montañés.


Y respecto a riadas, una bien reciente y muy ceñida al entorno del Castro Valnera se produjo el 16 de marzo de 2011. Destrozó varios tramos de la carretera de Pandiyu a la Estribera –en las cercanías de la Estribera la carretera desapareció casi por completo en un tramo de 50 m–. Según mediciones efectuadas en el alto Trueba, en 3 días cayeron 324,2 l/m² y, de ellos, más de 200 en un solo día (el 16); a saber lo que se habría recogido si hubieran existido pluviómetros en las cabeceras de los arroyos Ruyemas y Aguasal.

Vistas las desfavorables condiciones climatológicas otro aspecto fundamental a tratar es la morfología del Castru, que no es en absoluto acogedora; ello adquiere especial relevancia en el caso de la cumbre como destino de multitudes tal y como se quiere promocionar. Su cara norte, la vertiente cántabra, queda claro que consiste en un  impresionante e impracticable despeñadero de 1000 m de desnivel. Su ladera sur, vertiente burgalesa, cae menos abruptamente pero su travesía, en especial con niebla o vientos violentos, no está libre de riesgos ya que es rocosa en parte, cubierta de matorral bajo –enebrales rastreros alpinos (incluidos bajo el código 4060 en la Directiva Hábitat) y brezales de alta montaña (código 4030)– que oculta rocas aflorantes, piedras, declives y agujeros; está surcada por abundantes grietas y hay cantiles y profundas simas. En cuanto a las cumbres, la divisoria del cresterío, por donde pasa el límite entre Cantabria y Burgos es afilada y rocosa y no es posible su recorrido íntegro pues han de ser salvados los cortados que encastillan el Altu los Dujos y la cumbre principal del Castru; es preciso descender unos metros por la ladera burgalesa y seguir un camino para volver a la cima –no aconsejamos a personas no experimentadas seguir la senda que va por el norte, al borde del abismo–. Todo lo descrito contrasta de manera radical con el paisaje que se encuentran los que llegan a la estación superior del teleférico de Fuente De, holgado rellano a partir del cual, con muy poco desnivel, un amplio camino se adentra en Lloroza hacia la Vueltona o por la Horcadina de Covarrobres se baja tranquilamente y sin riesgo alguno a Áliva.
Vamos a introducir algunas precisiones relativas a los límites provinciales, otra dificultad añadida que el Gobierno de Cantabria suponemos conocerá de sobra porque tendrá en su poder el correspondiente expediente de deslinde. De la consulta –en la delegación en Cantabria del Instituto Geográfico Nacional– del Acta de Deslinde y del Cuaderno de Campo referentes al Castro Valnera se deduce que los límites entre Burgos y Cantabria allí deben seguir estrictamente la divisoria de aguas. De manera que, al ser tan aguzado el cresterío, lo que le toca a Cantabria se reduce al borde del despeñadero y la vertiente sur del Altu los Dujos desde la Cubada Grande. La totalidad del terreno que se ve pertenece a Burgos y es una ladera de grandes pendientes. Se aprecia cómo solo existe un paso, justo debajo de la cumbre, para salvar los cantiles que encastillan a este sector occidental del cresterío. 23 de mayo de 2012. Detalle de los cantiles del Altu los Dujos desde la senda a la cumbre principal del Castru. Todo en terreno burgalés. 31 de mayo de 2012.


La vertiente burgalesa del Castru bajo la senda del Altu los Dujos a la cumbre principal. Se observa lo complicado del terreno en caso de tener que descender por estas laderas. 31 de mayo de 2012. Una de las numerosas grietas de la vertiente burgalesa del Castru, bajo la senda de los Dujos a la cumbre principal. Al fondo la Cubada Grande. 31 de mayo de 2012.
El Altu los Dujos desde la cumbre principal del Castru. Se observa el afilado cresterío y la inclinación rápida hacia el sur, de manera que Cantabria apenas posee terreno en la cumbre. 23 de mayo de 2012. La niebla cerniéndose sobre el Altu los Dujos y el borde del precipicio sobre la vertiente cántabra. 15 de mayo de 2012.

La vertiente cántabra del Castru Valnera y su rocosa cumbre principal encastillada, desde el Altu los Dujos. Según Ignacio Diego, presidente de Cantabria, un lugar tan apropiado como Fuente De para que accedan a él miles de personas no expertas en excursiones por la montaña. Únase a esta imagen la niebla húmeda tan frecuente en estas cumbres, que hace resbaladizo el roquedo. 23 de mayo de 2012 el despeñadero mismo. El límite baja hacia el collado de Peña Negra (1408 m) por la arista muy pendiente y rocosa que desciende hasta a él desde el Altu los Dujos, por lo que esta franja de la ladera sur sobre el collado pertenece también enteramente a Burgos. Decimos todo esto porque los límites provinciales dibujados en la hoja 0502, escala 1:5.000, de la Base Topográfica Armonizada de Cantabria no son válidos: se adjudica a Cantabria una franja de terreno que es legalmente burgalesa según el Acta de Deslinde y, concretamente, del Altu los Dujos solo tiene Cantabria el borde del precipicio y no toda la cumbre como se pinta en ese mapa. Concluyendo, va a ser muy difícil que el Gobierno de Cantabria pueda mover una piedra en los Dujos sin llegar a un acuerdo previo con la Junta de Castilla y León.

Según las cifras que ofreció el señor Diego en La Vega, el teleférico de Fuente De mueve unas 247.000 personas al año, lo que no dudamos siendo como son Liébana y la costa los destinos turísticos preferentes en Cantabria. En el caso de Liébana el gran macizo de los Picos de Europa es un inigualable reclamo a nivel internacional. Fuente De no solo es un mirador, es un punto de partida para adentrarse en el Parque Nacional para muchos montañeros o un buen lugar para que los turistas tomen un primer contacto con ese paisaje extenso y grandioso dando un paseo por los alrededores del Cable e incluso lleguen a la Vueltona y Áliva. Junto a la anterior cifra ofreció la siguiente y curiosa previsión: al mirador del Castro Valnera espera que asciendan y desciendan el primer año 191.725 personas, ni una más ni una menos parece ser. Y ello a razón de 450 personas por hora. Teniendo en cuenta todo lo que se ha dicho hasta ahora ya nos gustaría a nosotros saber qué va a hacer tal aglomeración de gente en el cresterío del Castru, y eso en los días de buena visibilidad. ¿Pagarán por subir e inmediatamente bajar para dejar sitio a los siguientes? ¿Se pondrán a explorar los alrededores? ¿Y si súbitamente se les presenta la niebla a mitad de camino? ¿Es que se va a vallar todo aquello para que nadie se desmande y dé un resbalón? ¿Algún guarda de seguridad para controlar al personal, como hacen los socorristas en la playa? El perfil mayoritario de las personas que suban en el teleférico no va a corresponder al de montañero experimentado, muy al contrario: turistas con sandalias, “ropa de paseo” y, es de suponer, muchos niños. Llegados a este punto y después de todo lo manifestado, puesto que el presidente Diego lo obvia alegremente o lo calla interesadamente, los ciudadanos que conocemos el Castru queremos dejar muy clara la siguiente advertencia a los que promueven y apoyan este proyecto: se pretende subir a decenas de miles de personas sin experiencia montañera alguna a la cima de una montaña peligrosa.

Para finalizar, recomendamos a los representantes del Gobierno Regional que impulsan este despropósito que no se metan en berenjenales medioambientales, económicos, competenciales y derivados de la seguridad de las personas; y a los verdaderos amantes de la naturaleza en general que visiten la Pasieguería, que recorran sus caminos, a pie o en bicicleta –los hay para todos los gustos y capacidades físicas–, que se acerquen al Castru por la Estribera y Aguasal o por Ociju y Labara para contemplar la cara norte de esa montaña inquietante que algún gigante arañó hace millones de años. Así, los que no conocen a fondo estos paisajes comprenderán por qué los defendemos y asumirán que la comodidad no es el valor supremo al que haya de hipotecarse la adecuada conservación de nuestro patrimonio natural y hurtársela a las generaciones venideras. Disfrútenlo y, ya saben, ¡cuidado con la niebla!

Defensores del Castro Valnera. Santander, 22 de junio de 2012

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