EL MUNDO OPINIÓN 15 de febrero de 2013
La votación de ayer en el Congreso de los Diputados ha dejado claro que las posturas de diputados y partidos, sus votos y sus firmas, varían en relación a la técnica de extracción de gas mediante fractura hidráulica dependiendo del dónde y el cuándo. Así, mientras el gobierno de Cantabria, del Partido Popular, se mantiene firme en contra del fracking en la Comunidad Autónoma y quiere prohibirlos, los diputados que, a través del Partido Popular, representan a los cántabros en el Congreso de lo Diputados votan en contra de su prohibición. Pero no es el único caso de contradicción. También se produce de forma clara entre los socialistas. La diputada por Cantabria Puerto Gallego vota junto a su grupo socialista para que se prohíba la fractura hidráulica en toda España, mientras en Cantabria, cuando los socialistas cántabros fueron los que abrieron la puerta a esta técnica en España a través de Cantabria, Dolores Gorostiaga firmó junto al entonces consejero de Industria Juan José Sota la autorización para investigar mediante fracking en Cantabria. Ahora, parece que los socialistas están en contra de lo que firmaron. Y parecido les pasa a los regionalistas, que cuando compartieron el Ejecutivo con los socialistas, bajo la Presidencia del líder del PRC, Miguel Ángel Revilla, aprobaron también los permisos a las compañías que utilizan el fracking, pero ahora, una vez que han pasado a la oposición, quieren incluso convertirse en principales protagonistas en las manifestaciones contra el fracking. Algunos de nuestros políticos están quedando totalmente en evidencia en este asunto y hay que criticarlos, pero también es justo reconocer el mérito de quienes se han mantenido firmes en su palabra, como el presidente del Gobierno regional, Ignacio Diego, que prometió prohibir el fracking en la región y sigue adelante con su idea, ignorando las presiones de su propio partido y de las multinacionales del sector.
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