Nos encontramos en un momento
decisivo de la transición hacia otro modelo energético, por lo que es urgente
que, previo a la instalación de megainfraestructuras energéticas innecesarias
de todo tipo, parques industriales eólicos, tendidos de alta tensión, fracking,
que malgastan nuestro dinero y territorio se debata y decida qué modelo
energético queremos, si uno concentrado, como el que ya existe, u otro
distribuido.
El
debate fundamental previo a la instalación de estas megainfraestructuras es si cubren
las necesidades eléctricas regionales y locales, y si su elevadísimo coste es
asumible en un momento de caída de la demanda y en el que debe ser imparable la
revolución de la generación distribuida y de la acumulación eléctrica.
Un
nuevo modelo energético ecológico, solidario y justo sólo puede nacer de la
producción descentralizada, de una verdadera generación distribuida, del
autoconsumo, de la producción eléctrica a pequeña y mediana escala que
abastezca las necesidades propias y de las poblaciones cercanas, y que reduzca
el consumo a través de una mayor eficiencia y sin pérdidas en el transporte.
Este el único camino hacia la soberanía energética. Por ejemplo en
Alemania ciudadanos, cooperativas, Ayuntamientos, generan ya el 47% de
la electricidad renovable producida.
La Comisión de Expertos designada
para la elaboración de la Ley de Transición energética y Cambio Climático ha
hecho público un informe en el que ya se entrevé el deseo de las grandes
empresas del oligopolio de “capitalizar” en el amplio sentido del término esa
transición. (Sin entrar en el contenido del informe, el sólo análisis de los
miembros que la componen, antiguo presidente de REE y miembros de otras grandes corporaciones
eléctricas, lo dicen todo)
Queremos ser protagonistas y
participar de una forma real y activa en esa transición, generar la
electricidad que consumimos y tomar
parte en las decisiones fundamentales que afectan a nuestras vidas y territorio
en el que habitamos.
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