Asusta pensar que se asegure por parte de nuestros gobernantes, que, si no se lleva a cabo el Plan Eólico, Cantabria no tiene futuro, que el devenir económico de una Comunidad está a expensas de jugársela porque se materialice o no un plan. Además, hay que tener en cuenta que el eólico es un sector que depende de subvenciones y normativas específicas de apoyo, las cuales pueden variar en cualquier momento y echar por la borda todas las previsiones.
Frente a esta inversión, que se realiza de una sola vez en la construcción de un parque eólico, habría que calcular lo que se deja de ingresar por otros conceptos, como el turismo durante los veinte o treinta años que permanecen los eólicos instalados, tanto por parte de los establecimientos de turismo rural, como por los pueblos y ciudades que recibirán menos visitantes y ello durante décadas.
También en la balanza económica hay que situar otras variables: ¿cuánto valor pierden las edificaciones de gran parte de los cántabros, al tener su entorno degradado? ¿Cuánto se deteriora el patrimonio rústico al no ser atractiva su rehabilitación? ¿En cuánto se valora el deterioro paisajístico ocasionado por los parques eólicos?
PUESTOS DE TRABAJO
Los parques eólicos en Cantabria, sobre una potencia terrestre de 1500 MW, van a generar unos 200 empleos estables, en mantenimiento y operación, de acuerdo a los cálculos de PANER, y ello por 20/30 años de vida de los parques. Ajustando las sietes adjudicaciones, que se concentra los parques de los distintas empresas, serán menos. Se puede calcular entre 150 y 200 los puestos de trabajo directamente vinculados a los parques eólicos en Cantabria.
Los puestos de trabajo que se generan con la implantación de los eólicos se producen en su mayor parte inicialmente, durante el proceso de construcción. Una vez acabadas las obras, sólo queda un reducido número de puestos de trabajo destinados al mantenimiento del parque y, posiblemente, a la recogida de aves muertas.
¿Cuántos miles de puestos de trabajo se destruirán o no se crearán, en veinte o treinta años de presencia desmesurada de molinos en las zonas rurales, tanto por el descenso turístico, como por la falta de rehabilitación y construcción de viviendas? Se perderán más puestos de trabajo de los que se creen.
Nadie discute la importancia de la puesta en valor del patrimonio construido y natural como motor de generación de riqueza cultural y económica para la región.
Una pincelada. Solamente relacionados con el sector turístico, algunos los subsectores que se verán afectados por el desarrollo eólico: hoteles, restaurantes, campings, casas rurales, agencias de viajes, ocio, guías turísticos, deportes aventura,…, e indirectamente comercio, artesanía, productos típicos, …
I+D+I
Tenemos ya el tanque de mareas, tenemos a la universidad con su “campus internacional”, tenemos a los científicos en mareas a la cabeza de la investigación mundial, tenemos Parque Tecnológico. Hasta ahora no parece que ha sido imprescindible llenar el territorio de molinos para conseguir I+D+I. Las inversiones, hechas con el dinero de todos nosotros, están. Parece que ahora lo que toca, es seguir trabajando con las infraestructuras que tenemos y sacarlas rendimiento. No gastarnos el dinero en campañas publicitarias y alimentando tramas financieras.
Sigamos trabajando en la energía eólica marina, que puede ser el futuro energético. Y no destruyamos el patrimonio para poner “Cantabria a la cabeza de la evolución en tecnología energética”, que seguro, no demos para tanto.
En relación con la energía eólica, decir que el año 2009 las renovables cobraron en primas de más 6.000 millones de euros, que “equivale a toda la inversión pública en I+D+I en España”. El dinero, si se emplea en unas cosas, no se puede emplear para otras. Así nos va. Al final, la electricidad en España por las nubes, la investigación por los suelos y todos queriéndose hacerse con las compañías energéticas. Acabado el pelotazo del ladrillo al pelotazo energético. Las constructoras en pos de las energéticas y sus subvenciones.
Hablaban, en el concurso eólico, de traer las primeras marcas multinacionales, fábricas de miles de empleados, lo último de la tecnología mundial; al parecer ha venido otra cosa: entidades bancarias, constructores, conserveros, mucho gallego y algún portugués, lo más de lo más de la tecnología del mundo mundial eólico. Resulta que de las 15 empresas adjudicatarias, más de la mitad no han puesto un aerogenerador en su vida, y esos son los que nos van a llevar a ser la vanguardia de la energía eólica. Resulta que tampoco están, GAMESA, SIEMENS, ACCIONA, ACS… otras son testimoniales o simples presencias comerciales, para vender sus productos como VESTAS.
La gran apuesta del nuevo modelo productivo, ya está planteada. Purines, algas, transporte de piedras, y algo de energía, 12 millones de inversión: mini-aerogeneradores, módulos fotovoltaicos.
Como contribución al desarrollo eólico, alguna eléctrica propone mejorar sus conducciones eléctricas y alguna constructora su transporte de piedra, impresionante aportación al desarrollo tecnológico. La única fábrica relacionada con la energía eólica, de ensamblaje, la propone una papelera reconocida por sus vertidos contaminantes y una entidad bancaria, el “sumun” de la tecnología y de la ecología.
Todo esto son las “grandes propuestas” del concurso, veremos luego en que se quedan y como se garantizan. Eso sí, con estos mimbres nos dicen que van a cambiar el modelo productivo. Dicen si no sale el plan eólico, Cantabria no tiene futuro. Que se pierde el tren de la modernidad. Necesitamos más I+D+I, o más dinero para el negocio.
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