PARQUES EÓLICOS UNA INDUSTRIA MENOS LIMPIA DE LO QUE PARECE

Los Jurasic parks eólicos: una industria menos limpia de lo que parece


Por Ludovic Grangeon , Socio fundador de « Parménide »
Economie matin
http://www.economiematin.fr/les-experts/item/2454-energies-renouvelables-eoliennes-ecologie-france/2454-energies-renouvelables-eoliennes-ecologie-france?start=1

El zócalo de un aerogenerador de talla media consume 500 metros cúbicos de hormigón, y 40 toneladas de acero, por lo menos 800 toneladas. Sin hablar del mástil y de las palas... 
(Foto Molino de Celada Marlantes Cantabria )
Esta tentativa de planificación improvisada a nivel europeo, ya de por si tan delicada a nivel nacional, se convierte en absurda. Habría que encontrar un instrumento que responda al efecto de moda, que permite a los políticos de ambos bandos mantener la paz con algunos medios sirviéndose de la ecología para hacer política. Por un lado, la tecnología eólica de las grandes hélices tripalas es aventurada, contaminante y obsoleta. Por otro, se ha lanzado a gran escala como si se decidiese de repente construir autopistas para un solo modelo de coche que no hubiera sido ni siquiera probado.

Solos, algunos consejeros o expertos han decidido el lanzamiento de estos proyectos (¿cómo? ¿con quién?). El poder político ha pronunciado algunos avisos menores sobre el “cómo”. Incluso han guiado su pluma, e incluso a veces discretamente consentido algunas generosidades conexas. Algunos banqueros de negocios avisados han sin duda acordado su inventiva y su alquimia a sistemas de comercio financiero que contribuyen un poco más a la especulación mundial actual, sobre todo en los pasillos de la Conferencia sobre el Clima de Copenhague en 2009, que no ha sido un fracaso para todo el mundo.

Incluso más, la introducción improvisada de estas técnicas se ha hecho sin preparación de las redes de transporte eléctrico que no habían sido previstas para este tipo de distribución. Inversiones considerables, igualmente soportadas por los consumidores particulares o empresas, van a revelarse necesarias para reforzar las redes y encarecer todavía más estos aumentos ya insoportables (dispositivo TURPE), de 3 a 5 euros suplementarios por Megawatio/hora, a parte de la factura de las energías renovables. Las pérdidas de electricidad producidas para unir la red ascienden hasta el 20% por línea aunque podrían ser consumidas en el lugar. Cuanto más se han escogido lugares aislados para abusar de algunos alcaldes rurales o encontrar contestaciones aisladas y débiles, más aumentan las pérdidas de red.

Último punto, como la electricidad no se puede almacenar, estas soluciones “de energía renovable” amenaza con pagar aún más cara la electricidad que a menos valor, producida de forma aleatoria, y sin relación con los periodos de necesidad críticos de red.  De este mismo modo se verifica tanto en Francia como en otros países europeos, sobre todo Alemania, España, etc… Algunas compañías americanas compran la electricidad eólica para beneficiarse de certificados, y no inyectan lo mismo en su distribución, pues de este modo les costaría demasiado cara.

Los errores se acumulan hasta lo grotesco: Tramitación artificial, coartada fácil, en conjunto desastroso: subvenciones públicas masivas para fortunas privadas rápidas, procedente de técnica arriesgada, rendimiento eléctrico ridículo a menos de 2.5% de la producción nacional, accidentes, especulación desenfrenada, optimización financiera y fiscal masiva, tráfico de comisiones internacionales, opacidad de reventas masivas de certificados que permiten a los grandes contaminadores continuar con su actividad: duda entre Madoff, ententes, corrupción, manipulaciones y clientelismo a gran escala. Es el ejemplo mismo de lo que un investigador como Maya Beauvallet califica de “estrategia absurda” o de la teoría del “pasajero clandestino”.

Numerosos aspectos molestos para la imagen se han silenciado. Cada molino necesita un zócalo de hormigón de hasta 20 m de profundidad, representa de 800 a 2000 toneladas de hormigón armado que jamás será quitado, generando por este motivo una contaminación del subsuelo. Este aspecto es cuidadosamente eludido en el compromiso de alquiler de terrenos cuyos propietarios en su día descubrirán la mala sorpresa. Hasta el desmantelamiento, sólo está previsto un decapado de la superficie. La profesión ha participado activamente en la redacción del decreto de aplicación, pero este punto parece haber escapado a la atención de los redactores.

Los alternadores de muchos cientos de Kilos están provistos de lantánidas, las tierras raras, materiales de alta toxicidad sobre los cuales la Academia de Medicina realiza actualmente un estudio en profundiad de cara a actualizar el texto del Instituto de prevención de riesgos sanitarios. Este punto no se ha mencionado en ninguna parte en las encuestas públicas. La extracción y refinado de este material provoca enormes contaminaciones locales pero además riesgos de modo análogo a estos metales pesados o de amianto en las instalaciones eólicas. Los fabricantes de imanes con tierras raras señalan el grave peligro de degradación rápida de este material según la temperatura de utilización. La temperatura de un alternador eólico alcanza frecuentemente los 300 grados. La contaminación puede en este caso ser progresivamente dispersada por los molinos hasta 50kilómetros de radio.

Los ruidos propagados por los aerogeneradores se manifiestan bajo la forma de bajas frecuencias, de los giros de las aspas y de turbulencias hasta 15 km. El reciente congreso mundial de INCE ha tratado sobre el ruido de los aerogeneradores con 89 comunicaciones científicas de todo orden. Un estudio australiano ha demostrado la peligrosidad de estos aparatos para la circulación aérea. Imaginamos la siguiente en caso de desarrollo off shore…

Consecuencia de la acción de una asociación contra un dispositivo tarifario ventajoso pero no reglamentario, la financiación se ha convertido más difícil. Como en toda burbuja financiera, los actores han comenzado a ser más vigilantes. Las debilidades del sistema aparecen. Las adornadas afirmaciones, los mitos, los objetivos entusiastas se revelan, en toda su cruda realidad, mucho menos sonoros y rimbombantes.

Sobre el terreno, las asociaciones de defensa no han dejado de ponerse al día de los enormes perjuicios al desarrollo sostenible: baja frecuentación turística, perturbación de explotaciones agrícolas, afecciones debidas al ruido, depreciación considerable del parqué inmobiliario, recetas fiscales ridículas, cantidades ínfimas y aleatorias de electricidad realmente producida, derogaciones repentinas y exorbitantes del derecho del urbanismo, … etc… Un simple aspecto: desde hace algunos años, la jurisprudencia ha confirmado siempre la depreciación de los bienes inmobiliarios situados a la vista de los aerogeneradores, de 22 al 40%. Sabiendo que un molino afecta de media de 700 a  1.200 viviendas, imaginamos la amplitud del perjuicio local…

Todos estos sucesos convergen hacia la primavera 2013 donde deberán resolverse muchas de las situaciones referidas o disimuladas desde el año pasado. Después de haber alcanzado a penas 1/3 de sus objetivos en 2012, lo eólico se arriesga a conocer una severa prueba de veracidad en 2013. Sería sin duda un factor positivo para las verdaderas energías renovables cuyo desarrollo ha sido obstaculizado por esta especulación desenfrenada.

Les Jurassic parcs éoliens : une industrie moins propre qu'il n'y paraît


Par Ludovic Grangeon , Partenaire fondateur de « Parménide »
Economie matin
http://www.economiematin.fr/les-experts/item/2454-energies-renouvelables-eoliennes-ecologie-france/2454-energies-renouvelables-eoliennes-ecologie-france?start=1


Le socle d'une éolienne de taille moyenne consomme 500 mètres cubes de béton, et 40 tonnes d'acier soit au bas mot 800 tonnes. Sans parler du mat et des pales...

Cette tentative de planification improvisée au niveau européen, déjà si délicate au niveau national, tourne à l’absurde. Il fallait trouver un gadget répondant à l’effet de mode, qui permette aux politiques des deux camps d’avoir la paix avec quelques milieux se servant de l’écologie pour faire de la politique. D’une part, la technologie éolienne des grandes hélices tripales est hasardeuse, polluante et obsolète. D’autre part, elle est lancée à grande échelle comme si on décidait d’un coup de construire des autoroutes pour un seul modèle de voiture qui n’aurait même pas été testé.

Seuls quelques conseillers ou experts ont décidé du lancement de ces projets (comment ? avec qui ? ). Le pouvoir politique a prononcé quelques avis mineurs sur le « comment ». Encore a-t-on guidé sa plume, et même parfois discrètement consenti quelques générosités connexes. Quelques banquiers d’affaires avisés ont sans doute accordé leur inventivité et leur alchimie à des systèmes de trading financier qui contribuent un peu plus à la spéculation mondiale actuelle, notamment dans les couloirs de la Conférence sur le Climat de Copenhague en 2009 , qui n’a pas été un échec pour tout le monde.

Bien plus, l’introduction improvisée de ces techniques s’est faite sans préparation des réseaux de transport d’électricité qui n’étaient pas prévus pour ce type de distribution. Des investissements considérables, également supportés par les consommateurs particuliers ou entreprises, vont s’avérer nécessaires pour renforcer les réseaux et renchérir encore ces augmentations déjà insupportables (dispositif TURPE) pour 3 à 5 euros supplémentaires au Mégawatt/heure, hors facture énergies renouvelables. Les pertes d’électricité produite pour rejoindre le réseau atteignent jusqu’à 20% en ligne alors qu’elles pourraient être consommées sur place. Plus on choisit des sites isolés pour abuser quelques maires ruraux ou rencontrer des contestations isolées et démunies, plus on augmente les pertes de réseau.

Dernier point, comme l’électricité n’est pas stockable, ces solutions « d’énergie renouvelable » amènent à payer au plus cher l’électricité qui a le moins de valeur, produite de façon aléatoire, et sans rapport avec les périodes de besoin critique du réseau. Ceci est vérifié tant en France que dans les autres pays européens, notamment Allemagne, Espagne, etc… Certaines compagnies américaines achètent de l’électricité éolienne pour bénéficier des certificats, et ne l’injectent même pas dans leur distribution, car cela leur couterait trop cher.

Les erreurs s’accumulent au grotesque : Filière artificielle, alibi facile, bilan désastreux : subventions publiques massives pour fortunes privées rapides, procédé technique hasardeux, rendement électrique ridicule à moins de 2.5% de la production nationale, accidents étouffés,  spéculation effrénée, optimisation financière et fiscale massive, trafics de commissions internationales, opacité des reventes massives de certificats qui permettent à de gros pollueurs de continuer leur activité  : on hésite entre Madoff, ententes, corruption, manipulations, et clientélisme à grande échelle. C’est l’exemple même de ce qu’une chercheuse comme Maya Beauvallet qualifie de « stratégie absurde » ou de la théorie du « passager clandestin ».

De nombreux aspects gênants pour l’image sont passés sous silence. Chaque éolienne nécessite un socle de béton jusqu’à 20 m de profondeur, représentant de 800 à 2000 tonnes de béton ferraillé, qui ne sera jamais enlevé, engendrant à terme une pollution du sous-sol. Cet aspect est soigneusement éludé dans les compromis de location de terrains dont les propriétaires découvriront la mauvaise surprise à terme. Au démantèlement, seul un décapage de surface est prévu. La profession a activement participé à la rédaction du décret d’application, mais ce point semble avoir échappé à l’attention des rédacteurs.

Les alternateurs de plusieurs centaines de kilos sont dopés aux lanthanides, les terres rares, matériaux de haute toxicité sur lequel l’Académie de Médecine réalise actuellement une étude approfondie en vue d’actualiser le texte de l’Institut de prévention des risques sanitaires. Ce point n’est mentionné nulle part dans les enquêtes publiques. L’extraction et le raffinage de ce matériau provoquent d’énormes pollutions locales mais aussi des risques à termes analogues à ceux des métaux lourds ou de l’amiante dans les installations éoliennes. Les fabricants d’aimants à terres rares soulignent le grave danger de dégradation rapide de ce matériau selon la température d’utilisation. La température d’un alternateur d’éolienne atteint fréquemment 300 degrés. La pollution peut dans ce cas être progressivement diffusée par les éoliennes jusqu’à 50 kilomètres de rayon.

Les bruits propagés par les éoliennes se manifestent sous forme de basses fréquences, de battements et de turbulences jusqu’à 15 km. Le récent congrès mondial de l’INCE a porté sur les bruits des éoliennes avec 89 communications scientifiques de tous ordres. Une étude australienne a démontré la dangerosité de ces engins pour la circulation aérienne. On imagine la suite en cas de développement off shore…

A la suite de l’action d’une association contre un dispositif tarifaire avantageux mais non réglementaire, les financements sont devenus plus difficiles . Comme dans toute bulle financière, les acteurs ont commencé à être plus vigilants. Les faiblesses du système apparaissent. Les affirmations enjolivées, les mythes, les objectifs enthousiastes se révèlent dans toute leur réalité beaucoup moins sonnante et trébuchante.

Sur place, les associations de défense n’ont pas manqué de mettre à jour les préjudices énormes du développement durable : baisse de fréquentation touristique, perturbation des exploitations agricoles, affections dues au bruit, dépréciation considérable du parc immobilier, recettes fiscales ridicules, quantités infimes et aléatoires d’électricité réellement produite, dérogations soudaines et exorbitantes au droit de l’urbanisme… etc… Un simple aspect : depuis quelques années, la jurisprudence a toujours confirmé la dépréciation des biens immobiliers situés à la vue d’éoliennes, de 22 à 40 %. Sachant qu’une éolienne concerne en moyenne de 700 à 1200 habiutations, on imagine l’ampleur du préjudice local…

Tous ces évènements convergent vers le printemps 2013 où devraient se dénouer beaucoup de situations reportées ou dissimulées depuis l’année dernière. Après avoir atteint à peine 1/3 de ses objectifs en 2012, l’éolien risque de connaître une sévère épreuve de vérité en 2013. Ce serait sans doute un facteur positif pour les véritables énergies renouvelables dont le développement a été gêné par cette spéculation effrénée.

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