Derecho a la libertad de
expresión e información
Fernando
Merodio
Voy a echar mi cuarto
a espadas y a opinar en una sucia controversia actual, hablar de las buenas
gentes de Lasaga Larreta, en Torrelavega, del transformador de E.on, la
libertad de expresión y el grupo Vocento, El Diario Montañés, cuatro días,
cuatro portadas y seis páginas completas, una historia de terror, canalla, planificada
(la foto de Iván, concejal de ACPT, salió el primer día, lo sabían todos y no
se le ataca hasta el cuarto), en la que, con ocasión de lo que llaman “carrera”
por el centro de Torrelavega, PP y periódico insisten en que gente muy malvada
insultó, escupió, dió patadas en el suelo,… a indefensos niños. Voy a empezar
por los hechos que, sin haber estado allí, conozco. Primero, no fue una
carrera, cosa seria, sino un anuncio barato y provocador de E.on que, gratis
total, utilizó el Ayuntamiento, casa que dicen de todos, como pantalla y abusó
de la buena fe de los participantes, convertidos en anuncios y ahora quiere el
PP que también en esquiroles. La Federación no autorizó la pachanga, no hubo
jueces, no se cortó el tráfico, no se vallaron los cruces, abría el paso un
ciclista, no la Policía, el recorrido era tan oscuro y mal señalizado que el
ganador ha dicho que se perdió en algún punto,… E.on y el alcalde no debieran
hablar de legalidad, “esa cosa” fue ilegal, sin normas y no hubo atropellos por
milagro; quien autoriza (si se autorizó) y apoya tal publicidad privada, o
tiene intereses en ello o no sabe lo que hace. Segundo, los perjudicados por
E.on, víctimas desde hace años de abusos, facturas injustas y un transformador criminal
y sin licencia, no han sido autores de las agresiones que airea Vocento, son
gente mayor, educada, correcta y, por supuesto, pacífica. Tercero, entre
quienes llevaban frontales y camisetas de E.on había, siempre sucios, provocadores
que ¡vaya si provocaron!; no he visto ni una fotografía en que los
manifestantes tengan actitud agresiva y sí varias en las que sí las tiene algún
supuesto deportista, hombre anuncio de E.on. Un recordatorio, todos, incluso
Manolo Sáiz, hemos visto parar el Tour, ¡en Francia, claro!, sin que ningún deportista
se enfrente a los que lo hacen. Una valoración, Iván, de ACPT, como hubiera
hecho Esther, estuvo, ¡faltaría más!, junto al débil frente al poder abusivo. Para
acabar, un dato, El Diario Montañés, que azuza la cacería, fue absorbido por el
grupo vasco Vocento, de cuyo Consejo de Administración es miembro, junto a
Rodrigo Echenique, consejero del Santander, Miguel Antoñanzas que, casualidad, es
Presidente de E.on España y E.on Italia.
Los derechos
a la libertad de expresarse e informarse son inseparables y, para ser auténticos,
exigen plenitud de ejercicio pues el segundo derecho (a ser informado) solo
existe si la primera libertad (de publicar ideas y hechos) es universal e
igual; es preciso que todos podamos dar y recibir información en situación de equilibrio,
sin más límite que el de ser veraces. Con intención, los medios de comunicación
de masas loan esas libertades/derechos pues, dicen ellos, sustentan lo que
llaman democracia, pero lo cierto es que solamente ellos las usan y administran,
dejando para el ciudadano, tanto en el ámbito activo (dar) como pasivo (recibir
información), el formal ejercicio de una apariencia indefensa e inane, como la
de los otros derechos que dicen fundamentales (justicia, trabajo, sanidad,
enseñanza, vivienda,…).
Duele
que los profesionales que usan el privilegio de publicar a diario en los medios
ideas, hechos y opiniones y, además, cobran por ello no valoren en cada asunto si
prevalece el derecho de todos o, por contra, el del capital/empresa que, al limitar
libertades, lo hace todo más fácil para ellos y los suyos y más agrio, desigual
e injusto para el resto y, tras comprobar la evidencia, siquiera intentan
contarlo.
Hoy me
dicen algunos que si no lo hacen es por las presiones de la empresa, presiónes
aun más preocupantes que las que, desde la calle, amenacen al periodista; la
coacción desde el capital/empresa es, aquí y ahora, un gravísimo peligro para
las libertades de expresión e información, como lo es el periodista que, parcial
o falaz, (des)informa, colabora con el que le paga y censura esas libertades a
quienes, de forma ocasional, no retribuida, desarrollan el llamado “periodismo ciudadano”, para los que el
Relator especial para la libertad de expresión pide en su Informe al Consejo de
Derechos Humanos de la ONU de 4 de junio de 2012 protección y respeto, pues
dice que “desempeñan un papel de
creciente importancia al documentar y difundir noticias sobre acontecimientos
en los que participan” y así “han
enriquecido el panorama mediático, aumentando el acceso a fuentes de
información, estimulando los análisis informados y promocionando la expresión
de opiniones diversas, en especial en
momentos de crisis”.
Vivimos tiempos feos en
un mundo tan sobrado de información como desinformado, tiempos en los que no dudo
es preciso reivindicar ya el derecho de todos a usar los medios. Manuel
Castells dice en “Comunicación y poder”
que éste, “ya sea el macropoder del
Estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de
organizaciones, se basa en el control de la comunicación y la información”
y añade que una parte esencial del mismo radica en la capacidad para modelar
las mentes, por lo que todo intento de constituir un contrapoder justo obliga a
romper tal monopolio.
Cierra su libro
Castells animando a exigir un mejor funcionamiento de los mass media y además, pues las redes de comunicación tienen también
una dimensión local, a hacer un mayor uso de los de ámbito próximo. Tenemos que
comunicarnos, difundir nuestra versión de lo visto y vivido, establecer
prioridades y conceptos base, explicar causas y efectos y, como en tiempos de
guerra hiciera Chaves Nogales, contar lo visto y vivido “más fielmente de lo que uno quisiera”.
El poder teme, más
que a la coacción legal, a lo que de él pueda conocer el resto, prueba del
valor que la comunicación tiene para el capital, que la usa, administra, mima y
con ella se protege. Habrá quien vea perdida la batalla de la información para
explicar nuestra versión, distinta de la dominante, en asuntos como la
humillación a que nos somete el capital que impone su (in)cultura, expolia el
puerto y los jardines de Pereda y oculta lo que es su Fundación, o la verdad del
negocio de la energía eólica, insostenible e insegura, o la salvajada del fracking,
o los Concejos Abiertos, las tierras comunales, la democracia y lo que quieren
para ello, o el cruel momento actual y la cobarde actitud cómplice, silenciosa
ante la sistemática voladura de los logros de la Ilustración, o el papel que tienen
quienes dicen representarnos, o el valor de las cosas,... Exigirá un gran
esfuerzo, pero no es reto imposible.
Propongo, ya, un
debate público y sin límites, con luz y taquígrafos, sobre E.on, sus abusos y
el transformador, lo que llaman la “carrera”, el paradigma que es el Centro
Botín inculto, el fracking, la energía eólica, el consumo energético, el
Concejo Abierto, auténtica democracia, el expolio de nuestros derechos,… Nos
llevan hacia el precipicio y es preciso un viraje, ahorraría tiempo, incidentes
y disgustos dotarnos de elementos buenos de juicio. Es urgente intervenir en los
medios, plantarlos cara, si hace falta boicotearlos, crear nuevas palancas ajenas
a las burocracias, cambiar las estrategias frente al capital que abusa y en sus
genes es cobarde, ignorante y débil.
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