14 parques vigentes…
e ilegales
Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria
“En un
plazo de dos años estarán instalados los primeros parques eólicos de los 14 que
se tramitan en la actualidad, con una potencia de unos 600 megavatios”, es
noticia de impacto publicada en un periódico que, dada en el Parlamento y puesta
en boca del Consejero de Industria, Francisco Martín, por ilegal y ofensiva que
resulte a quien conoce el asunto, la gente tomará por cierta. Desmenucémosla.
Es evidente que el llamado desarrollo eólico
es cuestión compleja y difícil, pero aquí es sobre todo asunto que, bajo una
apariencia jurídica, técnica, económica, incluso cultural o ideológica, encubre
un grave dilema moral, tan serio como los que, según dice Platón, paseando planteaba
Sócrates a sus discípulos, un dilema que, para posicionarse, obliga a elegir
entre 1) el falso riesgo de una futura debacle industrial y económica que nos
amenazaría de no acudir a la falaz panacea de la generación eólica o, 2) tras
haber sido partícipes de la alarma generada por aquella infografía que mostraba
molinos lejanos en la otra ribera de nuestra bahía, admitir que no nos preocupa
destruir la historia, el territorio, la forma de vida y el futuro de otra gente
de apariencia, solo apariencia, más débil, permitiendo que gigantescos molinos
próximos, lantánidos, pistas de rodadura, cientos de metros cúbicos de hormigón
armado, subestaciones, líneas de alta tensión,… los expulsen de sus casas.
Sabemos que, en tal situación, hoy no es
posible el diálogo entre el querer y el poder que abusa y que, 1) para que el
debate sea didáctico y, como pide Marx, dialéctico, 2) para que, al final,
todos tengamos mejores elementos de juicio, 3) para que cada uno pueda extraer conclusiones
propias y 4) para que el resultado que produzca la fatiga de unos pocos sea
socialmente eficaz, aproveche al resto, nos parece útil dejar en el aire las más
suaves de los cientos de preguntas que podríamos hacer:
- ¿Quién decidió y, sin debate participativo,
nos impuso que la generación eólica es sostenible, imprescindible y buena para todos
nosotros?
- Si 1) hay que aprobar el desarrollo eólico
a partir de un Plan Regional de Ordenación del Territorio (PROT) y éste es obligatorio desde que en 2001 se aprobó la Ley del
Suelo y ni siquiera se ha iniciado su tramitación, si, además, 2) sabemos que
el Plan Energético (PSEC) 2014-2020
ya está aprobado (y recurrido en los Tribunales) y 3) leemos que el peligroso y
eterno Martín, amigo de privatizar lo mollar, amenaza con que varios de los parques
que, según él, están en trámite se instalarán en dos años, ¿no deberían
suspenderse el PSEC y la tramitación
de parques?
- Si los diputados conocen ya que el Gobierno
-Francisco Martín- dice que, sin contar las decenas de intercomunitarios, hay “vigentes” (¿qué querrá decir “vigentes” en su idioma?) 14 parques -más
de 600 MW- en Cantabria, ¿no será delito que solo se haya publicado en el BOC
la tramitación de uno de esos 14 parques?
- Si todos los políticos hablan de
transparencia y participación ciudadana, ¿por qué ninguno conoce ni exige el
cumplimiento del Convenio de Aarhus y
la legislación que lo desarrolla? y, también solo por ello, ¿no deberían
suspenderse el PSEC y la tramitación
de parques?
- Si han vuelto -sin duda premiados- los políticos
del ilegal Concurso Eólico, ¿no
habría que exigir la dimisión inmediata de, al menos, Revilla, Martín y Sota,
que nos vuelven con su persecución del Sur agravada?
- Si, antes de aprobar el PSEC y de tramitar los parques, hay que
elaborar, con participación real, al menos el PROT y un Plan Eólico, ¿quién
teme participar en un gran debate ciudadano previo sobre el desarrollo
energético?
Hacemos, por ello, un llamamiento final a la
imparcial y urgente actuación, en todos sus ámbitos, de los Tribunales de Justicia
y, a partir de una conocida y atinada frase de John Rawls, filósofo de la
política y gran jurista nada sospechoso de radicalismo, “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la
verdad lo es de los sistemas de pensamiento”, y orientados por su
permanente lucha para resolver la tensión entre libertad e igualdad, peleamos
por una sociedad más justa o, lo que es igual, no silenciosa como ésta y dotada
de más eficaces medios para defender a los débiles y los desfavorecidos frente al
poder abusivo. El poder que siempre, siempre, es injusto y prepotente.
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