CAPITALISMO MUTANTE Y TERRITORIO


La intervención del Estado ha venido siendo dirigida crecientemente a “la regulación y estímulo de ámbitos antes considerados periféricos, como pueden ser los mercados del suelo, vivienda e hipotecario, así como la gestión de dinámicas territoriales y ambientales que ahora tienen una dimensión crucial en la reproducción  del capital” (López y Rodríguez, 2010: 216). Se trata de convertir los bienes y servicios (como pensiones y viviendas, por ejemplo), así como el capital instalado y, en suma, el conjunto del territorio, en bienes de inversión, identificados como “activos” que presumiblemente están sujetos a una valorización permanente o, dicho en otras palabras, a la quimérica suposición de que siempre en el futuro valdrán más.

Estas formas de acumulación llevan consigo, por un lado, una dinámica de espacio construido, es decir, de edificación de inmuebles de todo tipo, edificios, autovías, vías férreas de alta velocidad, etc., que hacen que el nuevo modelo de crecimiento capitalista, que se presumía y predicaba “inmaterial”, sea en realidad altamente energívoro y destructor ambiental.

Andrés Piqueras, Capitalismo mutante. Crisis y lucha social en un sistema en degeneración”,2015, Icaria, págs. 32-33

Reseña López y Rodríguez:

LÓPEZ, Isidro y RODRÍGUEZ, Enmmanuel. (2010). Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010). Traficantes de Sueños. Madrid.

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