HIPOCRESÍA POLÍTICA
EN TORNO AL FRACKING
El pasado 29 de marzo se ha
aprobado en el Congreso una proposición no de ley en contra del fracking. Este
hecho es un ejemplo de la hipocresía y ambigüedad que en torno a este tema
tienen los partidos políticos.
El PSOE, que apoya ahora su prohibición, pasó de ser promotor en un
primer momento, recordemos a Patxi López con el casco de obra en Texas, donde
le vendieron la moto, que, cuando supo que no volvería a repetir de lehendakari,
dejó dos permisos en marcha; durante el periodo preelectoral de las últimas municipales,
como es un tema que resta votos, sobre todo en el mundo rural, se tornaron
totalmente en contra; en el pacto con Ciudadanos
pide una moratoria, y finalmente, apoya ahora su prohibición, al menos en esta
legislatura.
El PNV, que también ha votado ahora en contra, anteriormente ha vetado
en el propio Parlamento vasco iniciativas en contra del fracking, porque no
sólo es que en el fondo esté a favor, sino que es uno de sus más convencidos promotores.
Empresas del gobierno vasco han solicitado permisos en Burgos, e incluso personas
vinculadas a este partido, como Jon Azua, que fue vicelehendakari, está
extrayendo petróleo mediante esta técnica en Colombia, tan sólo es cuestión de
tiempo volver a Araba donde ya la puso el ojo, o Josu Jon Imaz, en Repsol, o la
misma Arantza Tapia, que ha expuesto abiertamente su apoyo.
El PP, mientras sus parlamentarios aprobaban una ley que prohibía el
fracking en Cantabria, declarada inconstitucional, sus anteriores senadores por
Cantabria votaban en Madrid a favor de la reforma de la Ley de hidrocarburos,
primer paso para legalizar el fracking.
El PRC, y en concreto Revilla, fue el primer presidente autonómico que
puede presumir de haber aprobado un permiso de fracking e incluso decir que no
sabía lo que aprobaba, ni sonrojarse en
los medios por ello; tuvo incluso la desfachatez de acudir a la manifestación de
Santander, y ahora, de vuelta al
Parlamento de Cantabria, se posiciona totalmente en contra.
Esta volubilidad y ambigüedad de
posturas, que viran según sople el aire electoral de turno, demuestran la
hipocresía existente detrás de estas actitudes, que únicamente buscan no verse castigados en las urnas por este tema,
sobre todo entre la gente del mundo rural, que por el contrario, desde el
principio lo ha tenido muy claro, sin ambigüedades ni medias tintas:
“Fracking NO, ni aquí ni en
ningún sitio”
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