HAN ACABADO CON EL PAISAJE

Ampudia

«Han acabado con el paisaje»

El naturalista Luis Miguel Domínguez clama contra los parques eólicos que «degradan» el horizonte. «Lo peor es que esta tecnología ha nacido tarde: los que se lucraron construyéndolos se van a forrar desmontándolos»
27.11.10 - 02:10 –

Final del formulario

El naturalista Luis Miguel Domínguez Mencía es el heredero mediático de Félix Rodríguez de la Fuente, su 'padre' en el mundo natural. Domínguez es un encendido defensor del paisaje, «ese gran huérfano», dice, «herido por la peor de las agresiones, la indiferencia».

Si uno mira al horizonte, en gran parte de España sus ojos se tropezarán con una procesión de generadores eólicos plantados en las crestas de las lomas y de las sierras, en zonas ventiladas, recortándose contra el cielo. Parecen blancos penitentes, esclavos liberados por Espartaco y crucificados luego por Roma. «Hay pocas voces que se levanten contra los molinos. Es consecuencia, creo, de esa falacia de la energía limpia. Hay que decir bien alto que una sierra llena de molinos ensucia el paisaje. Y España, un país que aspira a tener un turismo de calidad para salir de la crisis, que quiere convertirse en potencia mundial en ese campo no puede arruinar así ese patrimonio. La auténtica riqueza de España es la variedad de su paisaje... y de su paisanaje. Nadie tiene en el mundo semejante riqueza. Nos tocó la lotería de la vida en esta Península y en estas islas», sostiene Domínguez. «Pero parece que no puedes ni protestar. 'Ustedes querían esto, energía renovable', te dicen. Pero hay que elevar la voz contra ese buenismo ambiental», dice. «Navarra, por ejemplo, se jacta de ser la comunidad que más respeta el medio ambiente y la Naturaleza... suba a un helicóptero y verá. Quedará alucinado ante los cientos de molinos que colonizan el monte. Es una desfachatez», se inflama.

Y sin luz...

«Además los ciudadanos no acaban de entender la energía eólica porque todos pagamos más dinero en nuestras facturas. Los recibos son más caros mientras hay regiones, como los Oscos, en Asturias, donde no hay luz en las casas».

Para el biólogo las montañas sagradas han desaparecido, engullidas por aspas gigantes, carreteras de servicio y enhiestos surtidores metálicos. «Vayas donde vayas, te los encuentras. Al fondo de la bahía de Mahón, en el mejor puerto natural del Mediterráneo. O en el cabo Vilán, en plena Costa de la Muerte. O en la isla de Buda, en la desembocadura del Ebro. En todos esos sitios hay una batería de molinos dando zarpazos al paisaje. Y esos zarpazos duelen», protesta. «Lo peor es que la aparatosa tecnología de todos estos molinos ha nacido obsoleta. ¿Es que hoy no hay soluciones para ser eficiente sin ser tan aparatoso? Creo que los mismos que se han lucrado construyendo estos molinos van a forrarse desmontándolos. Y, oígame, no va a ser dentro de mucho tiempo».

Domínguez alerta también de que, junto a ese imparable avance, se está produciendo la desaparación de un patrimonio intangible como la arquitectura rural.

http://www.diariovasco.com/v/20101127/al-dia-sociedad/acabado-paisaje-20101127.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario