Resulta de suma
importancia reconocer con claridad aquellos caminos con los que alcanzar con
mayor rapidez el objetivo del cambio energético. La decisión de escoger estos
caminos no solo debe tomarse por principios económicos o de política
energética, sino macroeconómicos, de política global y, no en último lugar,
éticos. (Herman Scheer- El imperativo
energético, 2011)
El cambio a las
energías renovables requiere, ya desde el punto de vista físico, un nuevo
pensamiento. Ningún sistema de suministro de energía, a saber, el esfuerzo
tecnológico, de organización, de economía financiera y político global para
poner a disposición la energía, puede ser neutral frente a sus fuentes
energéticas. Sería un desarrollo erróneo en extremo conservar las estructuras
hechas a la medida de las energías fósiles y nuclear, reemplazando únicamente
las fuentes energéticas que contienen éstas. Las exigencias tecnológicas, de
organización, financieras y políticas respectivas a un abastecimiento de
energía, no pueden verse ni comprenderse con independencia de las
correspondientes fuentes energéticas. (Herman
Scheer- El imperativo energético, 2011)
REVOLUCIÓN Y CAMBIO ENERGÉTICO
Toda revolución se
convierte en farsa cuando a las “fuerzas revolucionarias” se les debe asignar
el momento, el método y el lugar de sus acciones, si deben darse de alta y
presentar una solicitud para ello. La contradicción todavía se vuelve mayor
cuando el procedimiento de autorización está en manos de aquellos contra los
que se dirige la revolución. En última instancia, el término “revolución” se
vuelve paradójico cuando los consorcios energéticos convencionales lo reclaman
para ellos mismos, con lo que manifiestamente desean sugerir que están
organizando una insurrección contra sí mismos. (Herman Scheer- El imperativo energético, 2011)
Para el cambio
energético es decisiva la cuestión de quién determina la aplicación que se le
da a la tecnología revolucionaria y qué márgenes de maniobra y convicciones
conducen a los actores. Cuanto más pequeño sea el número de actores y cuanto
mayor sea la consideración que se tome o deba tomar a su situación de interés
actual, más parcial y lento transcurrirá el cambio energético, y cuanto mayor y
más diverso el número de actores, más diversificado y rápido podrá ejecutarse.
(Herman Scheer- El imperativo
energético, 2011)